Blogia
aulas

ENFOQUES TEORICOS DE LA GLOBALIZACION

GLOBALIZACION E IMPERIO: LOS NUEVOS PARADIGMAS DE OCCIDENTE - Esquema de Clases N° 5 para la asignatura de ENFOQUES TEORICOS DE LA GLOBALIZACION

Prólogo

 

Este ensayo en la forma de Esquema de Clases N° 5 tiene por objeto examinar para fines pedagógicos, la relación entre imperio y globalización, a la luz de algunas categorías de análisis de la Ciencia Política y de las Relaciones Internacionales, en el marco de la asignatura de Enfoques Teóricos de la Globalización en el Semestre VIII de la carrera de Ciencia Política en la Universidad ARCIS.

Punta Arenas - Magallanes, invierno de 2006.

Manuel Luis Rodríguez U.   Cientista Político.

 

Imperio, hegemonía imperial y orden planetario: algunos elementos de análisis 

 

¿Qué es lo que explica el ascenso histórico de Estados Unidos hacia la condición de potencia global dominante y hegemónica a partir de la segunda mitad del siglo XX?   Habría que explorar en las causas del desarrollo económico y tecnológico del capitalismo durante el siglo XIX y que encuentra su cristalización en Norteamérica, a lo largo de las fdos guerras mundiales del siglo XX: la única gran potencia que emerge triunfante de ambas guerras es Estados Unidos, incluso no obstante que la Unión Soviética fue la otra gran vencedora de la Alemania hitleriana en 1945.  

Es posible sustentar la hipótesis de que el ascenso histórico de Estados Unidos a la condición de potencia dominante durante el siglo XX, se explica por la expansión del modo de producción capitalista a escala planetaria, por el uso ostensible y sistemático de la guerra como instrumento de dominación y de avasallamiento de las potencias que no aceptaran la hegemonía estadounidense, y por la existencia de una cultura-ideología liberal-capitalista que otorga sustento ideológico y justificación política a esta dominación, la que se expande a nivel mundial como parte de una industria cultural.  Según este esquema explicativo por lo tanto, tres serían las causas fundamentales del ascenso de EE.UU. a la condición de potencia mundial hegemónica: la expansión económica y tecnológica capitalista, la acción bélica como herramienta de dominación y la expansión de una ideología que le da sustento.

¿El mundo ha entrado en una nueva era imperial?

Resulta sintomático constatar que en la discusión teórica e intelectual que se plantea hoy en las Ciencias Sociales y la Ciencia Política contemporáneas en particular, no es si estamos asistiendo o no a una nueva era imperial, sino cuál será la duración de esta dominación.  El que Estados Unidos haya ascendido a la condición de potencia imperial en el mundo actual no está en discusión, es, por el contrario, un dato histórico y empírico fuera de discusión.  Lo que nos parece provechoso analizar es si acaso ésta dominación, esta hegemonía imperial se está produciendo sin obstaculos y cuáles son los rasgos característicos de dicha hegemonía imperial.

Para entender este fenómeno necesitamos situarnos teóricamente en una perspectiva global del orden mundial, y para ello recurriremos a la noción de "sistema-mundo" para dar cuenta de un orden mundial articulado sistémicamente en el que se integran actores de distinta jerarquía y potencia, dentro de estructuras mundiales y/o globales que tienden a interrelacionarse entre sí.   El mundo ha entrado, también desde el siglo XX, en un modo de organización mundial que denominamos "sistema-planeta" o "sistema-mundo": es este modo de organizsción global el que constituye el trasfondo de la constitución de un sistema imperial y unipolar de hegemonía. 

La hegemonía en el sistema-mundo significa, desde el punto de vista teórico y por definición, la existencia de una potencia cuya situación geopolítica y geoestratégica le permite imponer una forma más o menos estable de distribución del poder dentro del espacio global o planetario. La hegemonía se define por la capacidad de un actor -en este caso de un actor estatal-financiero-tecnológico- para imponer la forma cómo se va a ordenar el sistema mundial.   Esta hegemonía global implica o supone un período de "paz", lo que significa en primer lugar la ausencia de confrontación militar o estratégica, no de cualquier forma de lucha militar, sino de la que se produce entre las grandes potencias del sistema, o sea una confrontación a escala planetaria. Un período de hegemonía requiere, y al mismo tiempo genera, "legitimación", entendiendo por tal la sensación por parte de los principales agentes políticos (incluyendo grupos amorfos como las "poblaciones" de varios Estados) de que el orden social existente es el mejor posible, o de que el mundo ("la historia") se mueve continua y rápidamente hacia ese orden social.

Tales períodos de hegemonía real, en los que la capacidad de la potencia hegemónica de imponer su voluntad y su "orden" sobre otras potencias no se ve sometida a amenazas serias, han sido relativamente poco duraderos en la historia del sistema-mundo moderno. En mi opinión, se han dado sólo tres casos: las Provincias Unidas a mediados del siglo XVII, el Reino Unido en el XIX, y los Estados Unidos a mediados del XX. Sus respectivos "momentos de hegemonía" entonces, duraron alrededor de veinticinco a cincuenta años en cada caso.

Al final de cada uno de esos períodos, esto es, cuando la antigua potencia hegemónica se iba convirtiendo simplemente en una gran potencia entre otras (incluso si seguía siendo durante algún tiempo la más fuerte desde el punto de vista militar), el sistema perdía estabilidad y en consecuencia también perdía legitimación, lo que implica menos paz. En este sentido, el período actual, que sucede a la hegemonía de los U.S.A., no es esencialmente distinto a los que siguieron a la hegemonía británica durante el siglo XIX, o a la holandesa a mediados del XVII.

Pero si ésto fuera todo lo que pudiera decirse del período 1990-2025, o 1990-2050, o 1990-?, apenas valdría la pena discutir sobre ello, excepto a lo más como una cuestión de gestión técnica de un orden mundial inestable (que es precisamente como demasiados políticos, diplomáticos, profesores y periodistas lo tratan).

Hay, sin embargo, más, probablemente mucho más, en la dinámica del próximo medio siglo, poco más o menos, de gran desorden mundial. Las realidades geopolíticas del sistema interestatal no descansan exclusivamente, ni siquiera principalmente, sobre el rapport de forces militar entre el subconjunto privilegiado de Estados soberanos que llamamos grandes potencias --esos Estados suficientemente grandes y ricos que disponen de ingresos que les permiten desarrollar una capacidad militar seria.

En primer lugar, sólo algunos Estados son suficientemente ricos como para disponer de tal base recaudatoria, siendo esa riqueza más la fuente que la consecuencia de su fuerza militar, aunque evidentemente ese proceso se retroalimente. Y la riqueza de esos Estados con respecto a la de otros depende tanto de su tamaño como de la división del trabajo en la economía-mundo capitalista.

La economía-mundo capitalista es un sistema que implica una desigualdad jerárquica de la distribución basada en la concentración de ciertos tipos de producción (relativamente monopolizada, y por tanto con una elevada tasa de beneficio) en ciertas zonas limitadas, que se convierten así en atractores de la mayor acumulación de capital. Esa concentración permite el reforzamiento de las estructuras estatales, que a su vez tratan de garantizar la supervivencia de esos monopolios relativos. Pero como los monopolios son de por sí frágiles, se ha ido produciendo una constante, discontinua y limitada pero significativa relocalización de esos lugares de concentración a lo largo de toda la historia del sistema-mundo moderno.

 

La hegemonía imperial: rasgos principales 

 

Veamos primeramente los rasgos definitorios de la hegemonía imperial.

Podemos construir teóricamente una definición de la "hegemonía imperial", como una condición voluntaria y una forma de manifestación de la dominación de un Estado o de un actor del sistema internacional sobre los demás actores del sistema, sobre la base del ejercicio político, económico, material o tecnológico, cultural e incluso territorial de determinadas formas de hegemonía, que son reconocidas objetivamente por los demás actores y que los coloca a éstos en una posición más o menos subordinada y de dependencia dentro del sistema. Según esta definición que propongo, la hegemonía imperial es una condición que tiene distintas dimensiones, pero que implica esencialmente, estructuralmente, una asimetría más o menos profunda en las relaciones entre los actores del sistema internacional, en términos de subordinación y dependencia.

Pero además, como lo propongo en esta definición, la dominación imperial se da como una condición voluntaria, es decir, que ella se expresa como una expresión de la voluntad clara, más o menos explícita del actor imperial para ejercer esa dominación, para hacerla visible y para presentarla como incontrastable.  No basta ser imperio; es necesario que el Estado imperial desee abiertamente serlo y ejercer esa dominación, lo que significa también que en la ideología propia, en la "Razón de Estado" de dicho Estado imperial, siempre aparece una justificación que explica y sustenta la hegemonía imperial como necesaria, natural e ineludible.   En el caso que nos ocupa, Estados Unidos no solo ejerce materialmente su hegemonía -aún a pesar de las crecientes formas de oposición y de rechazo que ocasiona- sino que encuentra las razones y motivaciones que la justifican y la avalan.  

Y esa ideología justificadora de la dominación imperial actualmente en proceso de instalación, puede identificarse como el dogma de la globalización.

Ahora bien, el fenómeno central, crucial que ha sucedido desde mediados del siglo XX en adelante, es que el sistema mundial ha ingresado en una nueva era imperial, es decir, en un período histórico en el que, superada la bipolaridad anterior (1945-1990) se abre un período de duración indeterminada en el que se establece o tiende a establecerse un orden unipolar caracterizado por la afirmación hegemónica de la potencia estadounidense, cualificada como potencia global.

 

La hegemonía que comienza en las conciencias 

 

Se nos presenta ahora como objeto de análisis, las razones culturales, acaso epistemológicas que explican la emergencia del imperio estadounidense, como el prototipo del imperio moderno.  Max Weber se sentiría inclinado a atribuir a la ética protestante y a la visión del dinero que ésta postula, algunas de las causas profundas que explican esta deriva hacia la dominación imperial.  La escuela marxista se inclinaría a explicar este tópico, a partir de un examen centrado en las condiciones económicas del desarrollo capitalista mundial, como lo hicieron en su momento Hilferding, Lenin y Rosa Luxemburgo, entre otros autores.

Otros autores, como Huntington o Fukuyama se inclinarían a presentar este fenómeno histórico, como una tendencia ineluctable, inevitable de la dominación estadounidense.  Pero, tenemos derecho a preguntarnos cuáles son los rasgos que identifican que estamos en presencia de una época imperial.

¿Estamos entrando en una nueva época histórica imperial?  ¿El planeta avanza hacia la hegemonía imperial?  ¿Qué rasgos distintivos y característicos presentaría esa dominación imperial?

Veamos primero los rasgos de la mentalidad estadounidense que permiten pensar que el imperio es una realidad estructural del actual sistema internacional, pero que detrás de esa realidad subyace un trasfondo cultural e idiosincrático mucho mas profundo.   La mentalidad estadounidense, se caracteriza por adscribir se a una lógica competitiva que atraviesa la totalidad de la vida social; los estadounidenses son educados desde la infancia en la lógica de competir, de luchar para ganar, de prepararse para una competencia en la que siempre tienen que prevalecer, en la que siempre tienen que ganar.   El idealismo valórico que caracteriza a la idiosincracia estadounidense y a su política exterior, no alcanza a borrar el profundo materialismo que caracteriza a sus formas de vida: son materialistas prágmáticos que justifican sus demandas, necesidades y metas, con el idealismo de unos cuantos valores individualistas.

Hay además en ellos, una profundo sentido de superioridad.  Los estadounidenses han sido educados en la superioridad de la cultura, del modo de vida de su país, como un paradigma único y de alcance universal.  Para los estadounidenses, la cultura de su país es el prototipo superior de toda la civilización humana y esa sjuperioridad necesaria y naturalmente tiene que traducirse en dominación.  Hay en esta visión, una lectura profundamente darwiniana del mundo y de la historia. 

La globalización junto con el ideario liberal, puede considerarse como el paradigma del capitalismo en Occidente en el presente inicio del siglo XXI.

Analizemos esto.

Referencias bibliográficas y documentales

Wallerstein, I. THE POLITICS OF THE WORLD-ECONOMY: THE STATES, THE MOVEMENTS AND THE CIVILISATIONS. Cambridge University Press, 1984.

ESTE DOCUMENTO SE ENCUENTRA EN PROCESO DE ELABORACION!!! 

TRABAJO, CAPITAL Y GLOBALIZACION. UNA MIRADA DESDE LA ECONOMIA POLITICA - Esquema de Clases N° 4 para la asignatura de ENFOQUES TEORICOS DE LA GLOBALIZACION

 

"Lo que distingue a las épocas económicas unas de otras no es lo que se hace sino el cómo se hace, con que instrumentos de trabajo se hace. Los instrumentos de trabajo no son solamente el barómetro indicador del desarrollo de la fuerza de trabajo del hombre, sino también el exponente de las condiciones sociales en que se trabaja". (K. Marx, El Capital. Crítica de la Economía Política. Vol. I.)

 

PROLOGO

 

Este ensayo presenta una reflexión multidisciplinaria en torno a la relación entre capital y trabajo en el marco de la actual tendencia globalizadora.  Se trata de una contribución intelectual a una reflexión prospectiva, nmecesaria para desarrollar una visión global y de conjunto respecto de los cambios profundos que están sucediendo a escala planetaria dentro del actual sistema capitalista de dominación.

Manuel Luis Rodríguez U.  Cientista Político.

Punta Arenas - Magallanes, invierno de 2006.

 

LA GLOBALIZACION COMO TENDENCIA PROFUNDA

 

Las transformaciones estructurales que se han venido manifestando en el capitalismo mundial, obedecen tanto a una mutación de orden material-tecnológico, como a la incorporación de nuevos patrones de acumulación del capital y de utilización del trabajo en el conjunton de la estructura productiva y económica.  Asistimos en esencia, al surgimiento de un capitalismo global o planetario, que se presenta a sí mismo como el paradigma "final de la historia".

El planteamiento que presenta K.Marx sobre los instrumentos de trabajo (en la nota introductoria) es de particular  significación para la valoración del tránsito hacia una nueva  época económica del capitalismo iniciado a finales del siglo XX y que durará presumiblemente a lo largo de la primera mitad del siglo XXI, en momentos en que la sociedad contemporánea está asistiendo a una revolución sin precedentes, manifestada en el avance impetuoso de una revolución científico técnica, con efectos profundos en esferas claves para el desarrollo, ampliando la posibilidad de mayores vínculos entre los integrantes de la economía mundial.

Tales transformaciones estructurales a las que estamos asistiendo tienen en su base, el surgimiento de un nuevo paradigma tecno-económico, resultante de la revolución tecnológica, caracterizada como la revolución electrónica-informática, y que se traduce en cambios fundamentales en las telecomunicaciones, la microbiología, la computarización, y que tienen impactos profundos y duraderos en la esfera del trabajo humano.

En comparación con las revoluciones económicas e industriales anteriores, asistimos ahora a la manifestación de los impactos de las innovaciones en la esfera tecno-productiva, impactos que son mucho más radicales y globalizadores. Para establecer el vínculo entre la globalización y el nuevo paradigma tecno-económico existen algunas afirmaciones que señalan que la era previa a la globalización fue construida alrededor de los costos decrecientes del transporte; gracias a la invención del ferrocarril, la máquina de vapor y el automóvil, la gente pudo acceder a los lugares más remotos, más rápido y con costos baratos, comerciando en las plazas más lejanas a costos muy bajos.

Por  otra parte, como lo plantea Th. L. Friedman "...la era de la globalización es construida alrededor de los costos decrecientes de las telecomunicaciones", en lo que es significativo, el desarrollo de los medios de comunicación masiva, desempeñando un papel importante los satélites, sistemas de televisión por cable, fibras ópticas, e Internet, los que en su conjunto han revolucionado las comunicaciones, permitiendo quebrar las barreras del espacio y el tiempo, uniendo localidades distintas y distantes a lo largo y ancho de un espacio devenido global.

También es relevante como resultado de estas transformaciones, la aparición de nuevos productos (edición electrónica, con el CD-ROM, software educativos, microordenadores, terminales multimedia) y nuevos servicios (consulta de banco de datos en el trabajo, o en la casa, Internet). Estos servicios se apoyan en la fusión informática, la televisión, el teléfono, y el satélite a través del dominio de las tecnologías digitales. La puesta en funcionamiento de estas técnicas a través de la generalización de la informática y de los servicios, la miniaturización de los computadores y sus componentes y su conexión a redes de escala planetaria, tienden a modificar paulatinamente al mundo, y la escala en la que podemos pensar el mundo, y también impactando en los mercados financieros y las redes de información. La magnitud de interrelaciones que producen los cambios del paradigma tecno-económico a nivel del mapa mundial, ha hecho plantear la idea de que se está asistiendo a un "fenómeno de transformación civilizacional" a escala planetaria. El efecto de estos cambios ha sido una mayor inserción en la globalización, en lo que podríamos llamar un "efecto de arrastre".


LA TRANSICION HACIA UN NUEVO PARADIGMA


Desde el punto de vista histórico, se pueden observar algunas características del paradigma tecno-económico anterior al actual, que hacen más visibles la magnitud de los cambios, los cuales indican que la economía mundial globalizada está funcionando con un mecanismo distinto al de antes. El anterior toma cuerpo entre los años 20s y 30s del siglo XX, influyendo sobre el crecimiento logrado por la economía a partir de la Segunda Guerra Mundial, presenta como características básicas los siguientes aspectos: el paradigma tecno-económico prevaleciente hasta mediados de los años setenta del siglo XX, se basó en el uso del petróleo barato y los materiales intensivos en energía, especialmente los plásticos.

Ese paradigma ha entrado en crisis, sobre todo por el encarecimiento de las fuentes energéticas y por las crecientes dificultades de abastecimiento como efecto de una presencia cada vez más agresiva del imperio estadounidense en las principales zonas productoras de hidrocarburos.

A su vez, el modelo de eficiencia para la organización del trabajo en la planta industrial clásica se basó en el proceso continuo, o línea de ensamblaje para la producción masiva de productos iguales; el tipo de empresa era la "corporación", manejada por una jerarquía administrativa y gerencial, de carácter profesional y separada de la producción; su estructura incluía un departamento de investigación y desarrollo; la competencia en el mercado tomaba forma oligopólica; las ramas motrices eran las gigantes empresas petroleras, petroquímicas y otras productoras de bienes masivos energo-intensivos para los mercados de consumo y militares.

El crecimiento complementario de estas ramas permitió el desarrollo de un sector de servicios que abarcaban desde estaciones de gasolina y supermercados hasta la industria publicitaria y el sector financiero diversificado, de manera similar ocurrió en la industria de la construcción. Este sistema requería una creciente mano de obra especializada, tanto en la planta productiva como de oficina, se beneficiaba de economías de aglomeración. A nivel socio-institucional, en este contexto es relevante el papel del Estado como redistribuidor de riqueza, comprometido activamente directa e indirectamente con la economía.

A diferencia del patrón tecno-económico anterior, en el actual, con el rápido crecimiento y la amplia disponibilidad de la microelectrónica barata y, el bajo costo del manejo de la información, se están conformando y difundiendo características seculares que dan muestras de cambios en las fuerzas productivas y con ello se denota el desenvolvimiento de nuevas relaciones de producción, en la base de la reproducción capitalista. En la actualidad el uso intensivo de energía cede terreno al de información. El resultado es el desenvolvimiento de un nuevo paradigma tecno-económico, basado principalmente en la informática y las telecomunicaciones, en un nuevo modelo gerencial puesto en práctica a gran escala, originalmente experimentado por los japoneses y asumido con diversas modificaciones por los países más avanzados, y en unn nuevo patrón de referencia para el trabajo, el que se deslocaliza y se diversifica hasta el infinito.

Entre los cambios más significativos que el paradigma emergente introduce en la esfera productiva están: la organización de la producción basada en un sistema de articulación de módulos productivos de tamaño pequeño y flexible, lo que implica una adaptabilidad o flexibilidad, que permite pasar de la fábrica a gran escala a una fabricación variada correspondiente a una demanda cada vez más diferenciada; el paso de un modelo de producción intensivo en energía y materia prima a un modelo intensivo en información, conocimientos y servicios; el paso de una red flexible y descentralizada con gran autonomía, pero con una dirección estratégica.

Los resultados de estas transformaciones han sido entre otros: el uso de recursos materiales que tienden al ahorro de materiales y energía; desplazamiento del empleo a nivel micro y sectorial, y dependiente del ritmo de crecimiento a nivel macro, lo cual transforma el perfil de habilidades y conocimientos requerido por la fuerza laboral; reconstitución de las cadenas productivas, ocasionando cambios en los sistemas de comercialización, transporte y de servicios financieros, etc.

La característica más relevante de las tecnologías de información (semicomputadores, programas de computación y telecomunicaciones) y que las distingue de las olas tecnológicas anteriores (energía a vapor o electricidad) es su ubicuidad, en tanto permiten ser aplicadas a todos los sectores de la economía, sean manufacturas, la administración, los servicios o la agricultura. Son insumos importantes para la producción de bienes y servicios (como la energía a vapor y la electricidad).

Como resultado de las modificaciones mencionadas se está produciendo un cambio de perfil de las inversiones, trayendo como consecuencia la desaparición de ramas y mientras que tienden a consolidarse. Por consiguiente, la estructura de las empresas y de las economías capitalistas tienden a verse modificadas como resultado del carácter globalizante del nuevo paradigma tecno-económico. Ello es visible a través de una clasificación de ramas productivas en términos de ramas vectoras, motrices e inducidas.

Las ramas vectoras son las que hacen uso intensivo del factor clave. En el modelo anterior se destacaban los automóviles, tractores, y artículos eléctricos; en el paradigma actual, computadoras, equipos de telecomunicación e industrias de software. Las ramas motrices, son las responsables de la producción del factor clave y otros insumos, en el patrón anterior eran las grandes empresas petroleras, automotrices y petroquímicas, en el actual, las fábricas productoras de semiconductores.

La función específica de esta rama es la reducción del costo de los insumos, de manera que haya una expansión del nuevo patrón tecnológico, por lo que el crecimiento de su mercado depende de la magnitud de generalización del nuevo paradigma en la esfera de la producción. Las ramas inducidas son consecuencia de las ramas vectoras y complementarias a ellas, se nutren de la mano de obra que las ramas vectoras desplazan: en el paradigma anterior eran las gasolineras y supermercados, en el actual, servicios de software, sistemas variados de asesoría, redes de distribución y servicios de mantenimiento.


CAMBIOS EN LA ESFERA DEL CAPITAL


Es conveniente precisar algunas características sobre el impacto del nuevo paradigma tecno-económico en la empresa capitalista, debido a que en la concepción del mundo actual se tiende a construir desde el proceso de trabajo bajo una nueva lógica tanto en la producción como en los mercados.

Esta nueva estructura lleva a un nuevo tipo de empresas más flexibles, viéndose cuestionada la producción en masa frente a la producción por lotes, redefiniéndose la cuestión de la escala. En el paradigma anterior la escala óptima era siempre mayor que los mercados internos; en el nuevo paradigma las nociones de escala óptima y de configuración óptima de planta se refieren a la perfecta adecuación a las condiciones específicas de mercados de destino seleccionados.

Ello es el resultado de la introducción de controles eléctricos, electrónicos y digitales, con costos relativamente bajos para programar y realizar modificaciones en los planes de producción, siendo el efecto una mayor eficiencia al fabricarse una mayor variedad de productos. La posibilidad de combinar el diseño computarizado con la manufactura, a través de software reduce el costo relativo de la innovación, siendo uno de los componentes que se le incorpora a los índices de productividad y a la competencia. Otro de los cambios que ofrece el nuevo paradigma, es que invierte la relación oferta-demanda. Antes la demanda debía adaptarse a la oferta, actualmente las posibilidades que brindan los equipos programables a través del diseño gráfico computacional, crea las premisas para que la producción se adapte a las necesidades diferenciadas del consumidor, el cual en términos de estrategias de marketing pasa a ser el rey.

El efecto de los cambios estructurales es un tránsito de la producción en serie a la producción flexible o del "fordismo" al posfordismo, el modelo de producción en serie está basado en los incrementos de productividad obtenidos por las economías de escala y consiste en un proceso mecanizado de un producto basado en una cadena de montaje. Teniendo como unidad productiva la gran empresa estructurada según los principios de integración vertical y la división social del trabajo institucionalizada.

Este sistema empresarial está basado en la organización científica del trabajo de Taylor, y es característica de las grandes empresas capitalistas. Este tipo de producción se vio limitado por la creciente diversificación de la producción y el rápido crecimiento de internacionalización de los mercados, debido a que la demanda es cada vez más incalculable, influyendo de otra parte, la obsolescencia tecnológica. Con lo que el sistema de producción en serie ya no se adecua al cambio, volviéndose demasiado rígido y costoso, siendo sustituido por el sistema de producción flexible.

Otro de los aspectos característicos de la reestructuración tecnológica, es el crecimiento de empresas pequeñas y medianas en condiciones de alta capacidad competitiva frente a grandes empresas. Las nuevas tecnologías han hecho posible el logro de grandes cuotas de productividad en empresas pequeñas, por lo que la flexibilidad y la eficiencia ya no dependen de la escala de la planta productiva, como tampoco la productividad no depende del tamaño de la empresa. Ello se diferencia en mucho de lo que fue el sistema empresarial del capitalismo de fines del siglo XIX.16 Sin embargo, esto no significa que desaparezcan las grandes empresas, éstas continúan ocupando un papel importante en los procesos de concentración y centralización del capital de la economía global. Lo que está en crisis no son las grandes empresas sino su modelo de organización tradicional, basado en la integración vertical y la gestión funcional jerárquica.

En este entorno de transformaciones, también se evidencian variaciones en los métodos de trabajo, en los que se opone al fordismo empresarial el toyotismo, el cual se tiende a adecuar con mayor posibilidad a la forma en que opera la economía globalizada y al sistema de producción flexible. Existen autores que distinguen el toyotismo del pre y posfordismo al plantear que ésta es una nueva forma de gestionar los factores del proceso de trabajo: teniendo como rasgo típico en la experiencia japonesa de desespecialización de los trabajadores profesionales que en lugar de dispersarlos los pone a cumplir con actividades multifuncionales.

Por lo que el método de gestión llamado "toyotismo", por quienes buscan velar la teoría de la plusvalía, es un cambio radical en los métodos de trabajo que intenta transformar el antiguo modelo fordista basado en una producción de escala siempre en expansión, siendo una respuesta a la crisis capitalista dentro del proceso de trabajo, como consecuencia del ensanchamiento del mercado y de la necesidad de reducir los costos "superfluos" del capital, tanto constante como variable. Su modelo es la "fábrica mínima" reduciendo tanto las existencias de stock como de materias primas lo que está vinculado a una importante reducción del personal.

Junto a la introducción de nuevas maquinarias, se busca liquidar la "rigidez" del trabajo asociado a la cadena de montaje del fordismo incorporando modalidades como la polivalencia y el trabajo en células, lo cual consiste en que un obrero o equipo de obreros esté capacitado para realizar múltiples funciones y no una, como era anteriormente. Por esta vía aumenta la intensidad del trabajo, y se intenta eliminar el tiempo de trabajo muerto y las distintas resistencias a la cadena de montaje ideadas por los obreros, también se introduce la competencia en el interior de la fábrica.

Es importante subrayar que los cambios organizacionales, superan el marco empresarial involucrando las relaciones entre empresas. Bajo la forma de un modelo de subcontratación, basado en el principio de cobertura de una gran compañía y el modelo de redes multidireccionales aplicado por empresas pequeñas y medianas. El modelo de subcontratación se establece sobre la base de la fundación de otras empresas que tienen la misión de realizar partes específicas de un producto, éstas funcionan geográficamente donde existan condiciones ventajosas para contratar mano de obra, "adaptable" a las cambiantes condiciones del mercado. Este tipo de acuerdo se da entre empresas grandes y pequeñas. El modelo de redes multidireccionales consiste en la agrupación de pequeñas empresas con la finalidad de desarrollar acciones comunes sobre el mercado. Estas tienen la particularidad de que aparecen o desaparecen de acuerdo a las variaciones del mercado mundial.

Otra particularidad de la nueva consolidación empresarial, consiste en que ésta se sustenta en el principio de una cadena o red, con la finalidad de aprovechar las ventajas de la diferenciación o heterogeneidad social y estructural: la Empresa red.

Esta funciona sobre la base de estructuras descentralizadas y autonomía local, ello ha sido posible por la introducción de la microelectrónica, al permitir mayores niveles de interrelación dirigidos a crear una base tecno-económica global.

La Empresa red u horizontal se caracteriza por varios aspectos relevantes: organización en torno al proceso, no a la tarea; jerarquía plana; gestión en equipo; medida de los resultados por la satisfacción del cliente; maximización de los contactos con los proveedores y clientes; información, formación y retención de los empleados en todos los niveles. El resultado de este conjunto de operaciones es que la unidad operativa actual no es una empresa o grupo de ellas, sino un proyecto empresarial representado por la empresa red. La misma funciona a través de estructuras descentralizadas difusas alrededor de todo el mundo. A escala mundial la forma específica en que se manifiesta la Empresa red, es a través de las grandes empresas transnacionales, quienes en su producto final incorporan componentes producidos en diversos lugares del mundo, ensamblándose de acuerdo a los intereses de mercados específicos, en condiciones de una novedosa producción y comercialización más flexible y personalizada.


EL SURGIMIENTO Y EXPANSION DE LAS CORPORACIONES GLOBALES


El resultado de lo anterior, es la constitución de lo que se denomina oligopolios "cuasi globales", los cuales vienen a sustituir la larga ola fordista, antes representada por las corporaciones multinacionales con lo que se redefine el patrón de la empresa capitalista. Los oligopolios "cuasi globales" representan un ordenamiento de sus relaciones de producción en estándares tecnológicos -basados en la microelectrónica- con tendencias globales, intensifican las formas económicas preexistentes, e imponen la necesidad de innovaciones organizacionales en el ámbito de la empresa y nuevas formas de articulación con el Estado, que extienden las bases sociales de la empresa garantizando la apropiación del progreso técnico bajo la forma de ganancias para el capital.

Existen variadas características de los llamados oligopolios globales que indican profundas implicaciones en la gestión del proceso de trabajo capitalista.  Entre ellas se podrían destacar: a) creación de amplias redes mundiales de información, a partir de los nuevos niveles de integración e interconexión tecnológicas generados por la convergencia de la computación, comunicación y control tecnológico, los cuales permiten al sistema de gestión establecer vínculos entre la producción, el marketing, y las facilidades de Investigación y Desarrollo (I&D) alrededor del mundo; b) definición de los niveles de concentración a escala nacional e internacional, ocasionando la caída de otros competidores a escala mundial, configurándose una situación de progresiva monopolización de las fuerzas productivas a escala mundial;25 c) creciente orientación de la producción para el mercado mundial; d) reorganización institucional de las bases de la acumulación del capital, mediante la constitución de patrones tripolares de inversión extranjera, con la participación de empresas procedentes de EEUU, Japón y Unión Europea, configurando nuevas formas de organización en redes.

Las características señaladas expresan la conjugación contradictoria de la base privada capitalista con formas de cooperación que abarcan las distintas fases de las relaciones de producción, expresando el carácter socializador del nuevo paradigma tecno-económico, motivado por su creciente difusión, y de otra parte, la conservación del carácter privado de la apropiación capitalista.


EL ESTADO NACION FRENTE A LA GLOBALIZACION


Los aspectos anteriormente analizados dejan ver un profundo cambio estructural en la base tecno-económica del capitalismo, que denota una crisis de su modelo de reproducción y acumulación de capital.

Tales variaciones en la base del sistema se hacen sentir en la superestructura, lo cual se refleja en la necesidad de transformaciones en el marco institucional y social. En las condiciones en que predominaba el paradigma basado en el petróleo barato, que requería ordenar el crecimiento de la demanda para la producción en masa, lo característico fue suplantar los mecanismos de libre mercado e implantar la intervención masiva y sistemática del Estado en la economía, en este período se siguieron los principios keynesianos.

En el marco de la expansión de la actual ola globalizadora, el debate político e intelectual puso en el centro de la discusión una supuesta antinomia entre "Estado o mercado".  Así, mientras los partidarios abiertos o embozados de la globalización capitalista a ultranza, pregonaron la necesidad de reducir el tamaño, las funciones y las prerrogativas del Estado en la economía, en nombre de la primacía del mercado y de la eficiencia, los adversarios de la globalización han argumentado en la necesidad de incrementar el rol regulador, articulador y hasta planificador del Estado, para contraponerse a las fuerzas ciegas, asimétricas y desigualadoras del mercado.

El fundamento ideológico de la globalización capitalista es el ideario neoliberal.

Para asegurar las transformaciones del paradigma anterior fue necesario un Estado fuerte capaz de asegurar una rápida expansión de la economía, con lo que se ponen en práctica las funciones del Capitalismo Monopolista de Estado. En el ámbito internacional aparece una reglamentación internacional de los flujos a través del Sistema Monetario Internacional de Bretton Woods, en estos marcos nace el GATT, el FMI y el Banco Mundial, la particularidad de este conjunto de instituciones es la de operar sobre la base del funcionamiento de entes nacionales.

En las condiciones del paradigma actual, el Estado tiende a ser suplantado por el mercado, adquiriendo particular relevancia la aplicación de políticas neoliberales, lo que en gran medida es la respuesta a las propias exigencias del nuevo paradigma tecno-económico, que se difunde profusamente en las décadas de los 70s y 80s, momentos en que se intensifican las tendencias globalizadoras, siendo así como el neoliberalismo se convierte en el sustento ideológico-político de estas tendencias.

A escala internacional, bajo el paradigma tecno-económico actual se están operando transformaciones institucionales particularmente en función de la globalización, entre ellas la transformación del GATT en Organización Mundial del Comercio (OMC), que a diferencia del GATT que se limitaba a la liberalización del comercio por la vía de la reducción de las barreras arancelarias, la OMC, liberaliza otras cosas como los servicios, y trata de otros aspectos como las relaciones comercio-medio ambiente, pretendiendo extender su mandato a las relaciones comercio-normas salariales y sociales de los trabajadores.

Por consiguiente, se podría plantear que el cambio tecno-económico ha creado condiciones para el desenvolvimiento de estructuras de carácter supranacional, con la particularidad de que se pretende consolidar un gobierno global, donde se sustituye el Estado-nación, a través de decisiones globales, delineándose una estructuración de gobierno con funciones bien delimitadas, sobre quien legisla, quien ejecuta, quien sanciona. Ello sin embargo, no significa la desaparición del Capitalismo Monopolista de Estado (CME), lo que se está dando es una reformulación del papel del Estado en el nuevo ambiente global, pues el CME coexiste con las estructuras globales, siendo promotor del mismo, en un contexto en que ha desaparecido parte de la matriz que dio lugar a su funcionamiento.

Los aspectos analizados permiten señalar que el capitalismo actual está transitando hacia una nueva época económica de su desarrollo, cualitativa y cuantitativamente superior, que descansa en mayores niveles de integración de la actividad económica y en un proceso de creación de valores conectados con profundas transformaciones estructurales en la base tecnológica del sistema. Todas estas transformaciones están dando lugar a una nueva territorialidad, entre empresas, países, y regiones, que tiene importantes implicaciones para la Economía Internacional.

 

LOS NUEVOS ESPACIOS GEO-ECONOMICOS


El conjunto de factores antes analizados han ido acompañados de un profundo proceso de rearticulación y desarticulación de las relaciones económicas internacionales a lo largo y ancho de la economía global, debido a su impacto en las distintas fases del proceso de reproducción abarcando tanto la producción como la circulación. Desde el ámbito de las comunicaciones, la globalización unida al nuevo paradigma, no implica la desaparición de los espacios antes separados (internacional, nacional y local) pero, significa la construcción de una nueva territorialidad con nuevas fronteras de exclusión e inclusión, ya no sólo nacionales, sino planetarias.

Teóricos japoneses utilizan el término "glocalización" para referirse a los procesos complejos que en la sociedad interactiva hacen posible conjugar de muchas maneras a veces contradictorias los flujos de información y comunicación globales transnacionales y los flujos de información local, por eso mezclan en su concepto el prefijo "glo" de global con el término "calización" de localización. Según este concepto es posible gracias a la "superautopista" de la información, establecer redes de comunicación y de información de ámbito global y local casi de manera simultánea, lo cual es factible a través de la sociedad de la información.

Tales avances tecnológicos han permitido el surgimiento de una nueva forma de moneda, ­"el dinero electrónico"­ el cual desde el punto de vista de la supervisión de los flujos financieros nacionales, supera ampliamente la capacidad de ser reglamentados en el ámbito nacional. Tanto el "dinero electrónico" como los capitales electrónicos han rebasado los límites del área a que estaba circunscrita su circulación, son ya cuasi globales; sobre esta base se produce hoy la nueva erupción descontrolada de los elementos del mercado y frente a lo cual se revelan impotentes las instituciones de Bretton-Woods, que en época industrial servía como instrumento de regulación económica global, de aquí que en el presente se estén planteando las bases para una nueva arquitectura financiera global. Tal vez en el futuro se pueda hablar de manera generalizada no de la función del dinero como dinero mundial sino global.

En el ámbito de la esfera productiva los cambios se han hecho sentir en una creciente interdependencia de la economía internacional, en la modificación del comportamiento y elevada globalización del ciclo productivo, mayor movilidad internacional de mercancías y de capitales, rápida difusión o transmisión instantánea de información a largas distancias, mediante redes empresariales como internet. A manera de ejemplo se podría situar la producción participativa mediante la subcontratación internacional, que permite la fabricación compartida de muchos productos finales, con lo que la tendencia es hacia la conformación de "cadenas de productos globales" teniendo como resultado un "producto global".

Por consiguiente, la reorganización industrial plantea la integración de "cadenas productivas" con una presencia creciente de insumos de distintas naciones. Con ello ha crecido el grado y la eficiencia con que se pueden separar en tiempo y espacio las diversas etapas que componen un proceso dado, para luego integrarlas en un producto final en casi cualquier parte del planeta. En este sentido la concepción  de nación en la fabricación del producto tiende a desaparecer, al ampliarse la cadena productiva, ganando en preeminencia el concepto de "Made in World". Estas modificaciones contribuyen a la gradual reducción de la antigua segmentación de los mercados y, a la supresión de las restricciones a los movimientos de capitales, los cuales facilitan las inversiones cruzadas entre las empresas redes.

Las nuevas redes de organización empresarial de "alto valor", están reemplazando a las viejas estructuras piramidales centralizadas de -alto volumen-, se están extendiendo por el mundo. La particularidad fundamental es una descentralización de la propiedad, unidas a otras redes por los avances de la computación, la tendencia es a un tipo de desarrollo "desautocentrado" a través de redes mundiales donde lo que se intercambia son combinaciones internacionales, estos vínculos abarcan casi todo el comercio entre países desarrollados.

En la esfera de la circulación se destaca una mayor interdependencia comercial entre naciones, unidas a la imposición generalizada de políticas de libre cambio, reestructuración de la base monetaria tendiente a una relativa autonomización del capital y el mercado financiero internacional, acompañada de una fuerte dinámica del capital monetario transnacional, tanto real como ficticio. De acuerdo a esto, se puede señalar que el contenido más profundo del fenómeno de la globalización son las exigencias de la valorización del capital, ligadas a las profundas transformaciones tecno-económicas, que asocian a ésta con la existencia de una nueva etapa en el desarrollo centrada en las "posibilidades" que ofrece el nuevo paradigma, para una mayor interrelación e interdependencia de las distintas regiones y países de la economía mundial. El resultado de estos cambios ha sido la conformación de una nueva división internacional del trabajo, de acuerdo a las demandas del nuevo patrón tecnológico, el cual tiende a cambiar el movimiento de los flujos que representan las relaciones económicas internacionales.

Para caracterizar los impactos de estos cambios en la economía internacional hay autores que destacan que hace 20 años se les identificaba principalmente con el "comercio internacional", mientras que en la actualidad el término más empleado es el de la "economía mundial" debido a la creciente integralidad con que se desplazan los flujos de capital y comercio en el contexto global, lo cual refleja el contenido más complejo de estas relaciones en el presente. Sintetizando, se pueden destacar algunas de las transformaciones de fondo que se han producido en las visiones y en el contenido de las relaciones económicas internacionales.

Los flujos de información constituyen las actividades de más rápida expansión y difusión, su dinámica junto a las otras actividades, es compatible con la globalización y los cambios operados en el nuevo paradigma tecno-económico, al crear mayores niveles de interdependencia en la economía internacional. La fase actual de la reproducción del capital está experimentando un cambio sui generis, donde el trabajo abstracto se independiza asumiendo la forma de una mercancía, y se pone de manifiesto en el lugar que ocupan hoy las energías mentales concretadas en el conocimiento y particularmente en el lugar creciente que ocupa el sector de los servicios.


ELEMENTOS FINALES DE JUICIO


Si tratamos de ubicar las dimensiones y alcances económicos de algunas de las cuestiones tratadas, se podría constatar que no obstante, al indiscutible rápido desarrollo de la tecnología, el crecimiento de la inversión extranjera, del comercio internacional de bienes y servicios, e incluso de industrias vinculadas con la informática, estos componentes continúan representando aún una porción minoritaria de las economías y regiones a escala mundial.

Por consiguiente, la globalización tiende a asumir un carácter intenso pero parcial, heterogénea y desbalanceada, excesiva en algunos aspectos e insuficiente en otros.

La división internacional del trabajo que acompaña el proceso de globalización continúa sometida a la ley de la plusvalía y las consiguientes necesidades de la acumulación ty la concentración del capital, por lo que la globalización, está modelada en función del proceso de acumulación del capital a escala internacional. Y por ello tiene como características esenciales la explotación, la dependencia y la imposibilidad del desarrollo para los países más atrasados del sistema.

 En lo que respecta a los rasgos básicos del modo de producción capitalista, la globalización no ha cambiado la esencia del sistema, aunque si lo ha hecho ­sustancialmente incluso- en las formas y los mecanismos de funcionamiento a través de los cuales cobran existencia específica aquellos rasgos esenciales, ello se pudiera observar en las siguientes acotaciones.

Se puede señalar que la globalización y el nuevo paradigma tecno-económico, junto a los cambios estructurales que los acompañan involucran diferentes acontecimientos, que se distinguen de épocas económicas anteriores por su grado de expansión e intensidad. El primero es el traslado de la ubicación de las actividades económicas de una región a otra, donde en particular se intensifican los vínculos entre las economías desarrolladas, a diferencia del pasado en que un lugar primordial desempeñó la relación países desarrollados-subdesarrollados El segundo es el ascenso y la decadencia de sectores económicos, ganando en importancia la microelectrónica.

El tercero, la creciente integración de las economías nacionales y el consecuente impacto de las fuerzas externas en el bienestar interno, sobre la base de la liberalización económica, la difusión de la tecnología informática y la globalización financiera. Cuarto, los cambios en el nuevo paradigma tecno-económico indican modificaciones en el proceso de producción de valores de uso y de valorización, el cual se tiende a definir cada vez más a partir de las cadenas productivas globales. Las cuatro acotaciones unidas al desarrollo económico desigual, afectan significativamente los intereses de los Estados y de los diferentes estratos sociales, sugiriendo preguntas importantes referidas a los efectos políticos y sociales de una economía mundial de mercado.

El primer tema que plantea el desarrollo económico desigual es el del liderazgo económico, asumido por las principales potencias capitalistas y sus agentes más dinámicos -empresas transnacionales- en la economía internacional en detrimento de las economías subdesarrolladas. Por lo que se podría plantear que el proceso de globalización, como reflejo de un conjunto de procesos, independientemente del grado de internacionalización de sus rasgos, está viabilizando la existencia simultánea de épocas económicas y sociales diferentes, hacia el interior de la periferia.

Otro tema es la relación entre el cambio económico y político, donde la globalización y el nuevo paradigma tecno-económico produce cambios estructurales fundamentales en la economía internacional, lo cual plantea un importante problema político de ajuste para naciones individuales, en condiciones en que los recursos deben transferirse de las industrias en decadencia a aquellas en expansión, a medida que cambia el lugar geográfico del crecimiento económico y los sectores líderes. El ajuste económico, sin embargo, ha implicado significativas pérdidas y ganancias para los distintos individuos, grupos y naciones y por ello da origen a agudos conflictos sociales.

Si lo fundamental en el tránsito del capitalismo premonopolista al monopolista fue la sustitución de la libre competencia por el dominio de los monopolios, ahora lo básico es la integración de las economías nacional e internacional en un mecanismo económico e institucional único radicado en la globalización. Por lo que este proceso está modificando el paradigma de las relaciones económicas internacionales anteriores, que confería a los Estados naciones y a los monopolios, el carácter de actores principales y predominantes del sistema. Estos están pasando ahora a constituir sólo parte de un sistema mayor: el sistema global, a través de la conformación de entes supranacionales que tienden a erigir las normas internacionales.

El resultado es la conformación de un conjunto de actores, regionales, subnacionales, transnacionales y no gubernamentales, dotados de objetivos, autonomía y medios de acción propios. Por lo que el futuro podría estar marcado por el predominio de un sistema multicéntrico, con crecientes grados de descentralización, donde se reafirme el control de los actores transnacionales.

El estado-nación va cediendo su primacía en las relaciones económicas internacionales, convirtiéndose en un elemento intermediario entre el nivel de estructuras transnacionales y el de regionales; tal debilitamiento se produce simultáneamente con el reforzamiento de actores de carácter mundial; por lo que los intereses del Estado nación tienden a estar cada vez más determinados por estructuras de orden global.

En términos básicos la corporación global ha devenido la célula fundamental del capitalismo en su fase imperialista, ya que continúa ocupando un papel importante en el desempeño de las relaciones capitalistas de producción, constituyendo el mecanismo económico fundamental de regulación del sistema, al cual se subordinan los actores antes indicados, la mayor capacidad de los monopolios en las condiciones actuales consiste que sus decisiones pueden afectar a naciones enteras, en este sentido no es posible hablar todavía de una nueva fase en el capitalismo, pero sí de una nueva época económica, que tiende a crear las condiciones para acelerar los niveles de concentración y centralización de la producción y el capital.

 

ESTADO-NACION Y GLOBALIZACION - Esquema de Clases N° 3 para la asignatura de ENFOQUES TEORICOS DE LA GLOBALIZACION

PROLOGO 

 

Para comprender el lugar de la globalización en el desarrollo contemporáneo, necesitamos comprender el rol del Estado nación en el orden internacional y confrontar ambos desarrollos a la luz de la reciente teoría de las Relaciones  Internacionales.  

En la actualidad, dos grandes tendencias teóricas parecen confrontarse a este respecto. 

Por un lado, podemos identificar una corriente "estadocentrica", según la cual los Estados nacionales continúan y continuarán siendo durante el siglo XXI, los actores principales del sistema internacional globalizado, producto de una tendencia evolutiva que viene desde la época de los Tratados de Westfalia, en el siglo XVII.  En esta orientación se entrecruzan escuelas de pensamiento como el neo-realismo conservador (Waltz, Kissinger, Wallenstein, Morgenthau) y el neo-realismo de izquierda (I. Wallerstein).

Por el otro, podemos identificar una corriente "universalista o globalista" según la cual los Estados nacionales serán gradualmente superados como actores principales del sistema internacional durante el siglo XXI, por la emergencia tanto de entidades supranacionales con creciente autonomía, poder y soberanía, como de la creciente autonomía de las regiones de países como actores en el orden internacional, tendencias ambas que debilitarán el rol y el peso geopolítico de los Estados en el sistema internacional.  En esta orientación se entrecruzan escuelas de pensamiento como el neo-liberalismo y el neo-conservadurismo (Toffler, Huntington, Fukuyama) y las corrientes del neo-marxismo (Negri).

 

Manuel Luis Rodríguez U.  Cientista Político.

Punta Arenas - Magallanes, invierno de 2006.

 

LOS TERMINOS DE REFERENCIA DEL PROBLEMA: EL PARADIGMA DE WESTFALIA

 

Los Estados nacionales como construcción política, jurídica y geopolítica propia de la modernidad: su punto de partida histórico fueron los Tratados de Westfalia.

 

El paradigma de una comunidad global integrada por individuos guiados por valores universales y aquel que concibe a la sociedad internacional como formada por unidades independientes y autónomas, que persiguen solo sus intereses, han estado desde muy antiguo presentes en las mentes de los pensadores que han analizado a la sociedad internacional y al orden legal que la rige.

La cuestión que aquí se analiza es la evolución de un proceso que parte con lo que podríamos llamar el orden legal westfaliano y que se extiende hasta 1945 en que la Carta de Naciones Unidas marca el inicio de la erosión de ese orden.

La sociedad europea cristiana de la Edad Media ha sido, tal vez, la expresión más perfecta de un proyecto de comunidad sujeta a valores universales, reguladas por un derecho común y organizado bajo la autoridad del Papa y del Santo Imperio Romano.   En esta comunidad las organizaciones intermedias, feudos, principados, ciudades no tenían gran relevancia en cuanto estaban organizados jerarquicamente bajo las autoridades señaladas y el sujeto relevante era el ser humano en su dimensión personal.

La comunidad internacional se organiza en función del cristianismo que es una doctrina que pretende unificar la especie humana bajo un principio supremo. Los seres humanos -según esa doctrina medieval- podrían estar diseminados en ciudades y unidades diferentes pero vinculadas por un destino espiritual común.

El término de la Edad Media y del feudalismo marca también el término de una modalidad de orden legal interno y el nacimiento de una sociedad internacional absolutamente diferente, en la que el Estado soberano pasa a ser el elemento activo, fundamental y excluyente de la comunidad de naciones.   El nacimiento de esta nueva concepción ha sido identificada con el Tratado de Westfalia de 1648 un acontecimiento político y bélico fundamental en el proceso de transición de la sociedad medieval al mundo moderno.

Básicamente, los Tratados de Westfalia reconocen la soberanía de todos los Estados Europeos. Esto es cada gobernante tiene el poder supremo sobre todo su población tanto en el aspecto temporal como espiritual.   Pero el elemento más novedoso del cambio fue que la soberanía fue consolidada en función territorial que pasó a ser una condición esencial para participar en la vida internacional.   El Estado era definido ahora en términos territoriales rodeados de fronteras inviolables. En ese territorio la autoridad ejercía su poder soberano.

El paradigma westfaliano- que dio status legal a un creciente ejercicio de autoridad centrada en el Estado nacional- ha proporcionado la principal conducta de la estructura y procesos de la sociedad internacional hasta el nacimiento de Naciones Unidas que empieza a erosionar esa concepción. No obstante, hasta ahora los Estados soberanos son aún los actores dominantes de la sociedad internacional, y el contenido del derecho internacional en su sentido formal es el resultado de la acción voluntaria de los Estados que manifiestan su acuerdo en forma expresa a través de los Tratados o en forma tácita mediante la costumbre.

Este tópico es de especial relevancia para nuestro análisis posterior. La limitación de la jurisdicción de un Estado solo puede ser producto de su voluntad expresada mediante un Tratado.   El Estado como unidad especial resulta esencial para el orden de las relaciones internacionales dependiente de concepciones territoriales. En este orden el respeto de las fronteras resulta crucial así como las ideas derivadas de jurisdicción territorial, soberanía, igualdad y no intervención.

Estos elementos rigieron de manera absoluta en los 300 y tantos años que han corrido desde el Tratado de Westfalia.

El tratado de Westfalia en 1648, constituyó durante casi un siglo de estructura política internacional del continente europeo y es el primer síntoma importante de la existencia del derecho internacional, confirmando el principio de la soberanía territorial, indispensable en un orden jurídico internacional. Se percibe un incremento de las actividades diplomáticas, nacen y se multiplican los tratados de comercio. La institución de la neutralidad se desarrolló notablemente, y se principiante a regir lo relativo al contrabando de guerra.

Este tratado vino a poner fin a la llamada " guerra de los Treinta Años ", que fue una mezcla intrincada de luchas que se verificaron en Europa y que enfrentaron al emperador y los príncipes católicos alemanes, apoyados por España, con los príncipes protestantes, sostenidos principalmente por Francia y Suecia.

Desde el punto de vista internacional, los efectos de ese tratado son, en primer término el intento de estructurar la política europea sobre la base del equilibrio entre las diversas naciones, así como la necesidad de la humanidad de un derecho universal, es el primer ensayo de carácter general para adoptar a los Estados europeos de una organización jurídico-, también se señala la aparición de los grandes estados modernos que iniciaron el período capitalista después de haberse superado el feudalismo, se abre el período de cooperación internacional por medio de congresos en los Estados europeos, se plasma el principio de igualdad jurídica de los Estados, pues se da una igualdad de derechos entre el catolicismo, el luteranismo y el calvinismo, se afirma en las relaciones internacionales entre los Estados con el principio de libertad de conciencia y se determina que los Estados, en sus relaciones internacionales, no debían permanecer subordinados al Pontífice.

Los tratados de Westfalia establecen una igualdad jurídica entre los Estados independientes de su credo religioso independientemente de su forma de gobierno, se inician las primeras grandes conferencias, las cuales tendrían como misión de fijar periódicamente la ley de la comunidad internacional.

En 1713 surge el tratado de Utretch, que establece un principio político-internacional de la mayor importancia; " el justo equilibrio del poder ", originado prácticamente desde Westfalia y que se mantuvo hasta la época de la orden. El principio del equilibrio es el sustituto lógico de un monopolio de poder o de una organización internacional, que no podrían darse por aquellos días, caracterizándose este periodo por un marcado progreso en el número y en la técnica de los tratados, por la realización de actos para el tratamiento de prisioneros, heridos y enfermos en campaña, y por el apogeo que alcanzó la neutralidad.

La Paz de Westfalia supuso modificaciones sustanciales en las bases del Derecho internacional, y en cambios importantes encaminados a lograr un mecanismo de equilibrio europeo que impidiera a unos Estados imponerse a otros. Los efectos de la Paz de Westfalia se mantuvieron hasta las guerras y revoluciones nacionalistas del siglo XIX.

Frente a la visión española y del Sacro Imperio de una "universitas christiana", triunfaron las ideas francesas que exaltaban la Razón de Estado como justificación de la actuación internacional, el Estado nacional sustituía a otras instituciones internacionales o transnacionales como la máxima autoridad en las relaciones internacionales. En la práctica de las relaciones internacionales, esto supuso que el Estado nacional dejó de estar sujeto a normas morales externas a él mismo, de manera que cada Estado adquirió el derecho a desarrollar todas aquellas actuaciones que asegurasen su engrandecimiento.

Consecuencias de la Paz de Westfalia fueron la aceptación del principio de la soberanía territorial, el principio de la no injerencia en los asuntos internos y el concepto de la igualdad jurídica entre los Estados independientemente de su tamaño o fuerza.

 

La Revolución Francesa y los nuevos Estados nacionales

 

Los excesos del poder monárquico, que ejerció en Francia Luis XVI, en dejaron la violenta reacción popular, que condujo al derrocamiento y muerte del autócrata, fenómeno social y político de 1780 en el y que se denominó la revolución francesa y tuvo repercusión mundial y transformó el mundo de suerte, lo que llevó a una trascendente evolución del derecho internacional y que se puede resumir de la manera siguiente:

La revolución francesa desarrolló la idea progresista de la soberanía para atribuirla al pueblo y también para establecer la a favor de los demás pueblos integrantes de la comunidad internacional, la actitud intervencionista de otros Estados que pretendían coadyuvar al restablecimiento de la monarquía en un importante estado como Francia, produciendo ideas para el forjamiento y desarrollo del principio de la no intervención.

También se transformaron las ideas de adquisición territorial, por ejemplo no bastaría en lo futuro la guerra de conquista, tendría que consultarse la voluntad popular a través de los plebiscitos para la adquisición territorial, emerge la idea de liberar a los pueblos oprimidos como un anticipo a la descolonización pactada a nivel universal en el seno de las Naciones Unidas, se abandona el principio del equilibrio europeo como base del desarrollo de los países, para preconizar una composición territorial que tenga como base la formación de pueblos conforme a sus tendencias y a sus tradiciones, o sea que se defiende el principio de las nacionalidades. 

En efecto, dada la importancia que se concede al pueblo como integrante del Estado, se encuentra el germen de un principio fundamental del derecho internacional que es la libre autodeterminación de los pueblos, que quiere decir, el derecho a la libre disposición de los pueblos, principio que en un futuro habría de tener importantes reflejos en la vida internacional. , se compilan los derechos de los Estados, proyecto que fue formulado y presentado bajo la denominación del " declaración del derecho de gentes ", y que fue paralela a la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, con la inspiración en la doctrina del derecho natural del siglo XVIII, lo que nos dice de la naturaleza que existe entre las naciones y la moral universal que es el lazo que las une, la inalienabilidad de la soberanía de cada país, el derecho de cada país a organizar y cambiar su forma de gobierno, el reconocimiento de que el ataque contra la libertad de un país es una ofensa contra todos los demás países, la subordinación de los intereses particulares de una nación a los intereses generales de la raza humana, y como lo hemos señalado, el reconocimiento a la dignidad humana en caso de guerra, por lo que se dispuso, a condición de reciprocidad, que se diera el mismo cuidado hospitalario a los soldados enemigos heridos que el prestado al los soldados franceses.

 

El momento del Congreso de Viena

 

Las guerras napoleónicas no trajeron ningún desarrollo notable del Derecho de Gentes, terminaron con un acontecimiento internacional de gran importancia y que constituye el origen del tercer gran período en el desenvolvimiento de este orden jurídico, lo que fue el congreso de Viena de 1815, que a la vez señala el esplendor de la diplomacia clásica, deja paso a un derecho internacional bien estructurado, con casi las características que le conocemos. Se establecen nuevas divisiones políticas, y se inauguran un sistema de gran resonancia, lo cual conocemos como la intervención. La santa alianza, un pacto de ayuda militar y un sistema de organización internacional, establecían el sistema de la consulta, por medio de congresos, para actuar defendiendo el principio de la legitimidad monárquica, en contra de los brotes de liberalismo. Surge en Viena el llamado " concierto europeo " que, fundado en el equilibrio de poder, habría de manejar los destinos del mundo a lo largo del siglo XIX, tiempo en el que figuró la paz.

El desempeño de las tareas legislativas internacionales y que produjeron grandes transformaciones en el Derecho Internacional fueron:   se formaron nuevos estados mediante la unión de Suecia y Noruega, por una parte, y por la unión de Holanda y Bélgica; se consolidaron los numerosos estados alemanes mediante la integración de una confederación de 37 miembros. También, el acta para la constitución Federativa de Alemania se firmó, en el que se señalaba como objeto el conservar la seguridad exterior e interior de Alemania, la independencia e inviolabilidad de los estados confederados.

En el Congreso de Viena se proscribió la trata de esclavos y se adoptó la declaración sobre el tráfico de negros y se condenó tal práctica, y se tomó como una medida particularmente digna de su atención.

Este congreso, también consagró el principio de la libre navegación de los ríos internacionales para efectos de comercio, bajo la bandera de los Estados ribereños, también se adoptó el reglamento para la libre navegación de los ríos pertenecientes a aquellos territorios.   También se observó en materia de Derecho Internacional Diplomático con respecto a todo lo referente a los agentes diplomáticos y para resolver el problema de la indeterminación en cuanto a la procedencia de los representantes diplomáticos, en el que se les concedía la investidura como tales a los embajadores, legados o nuncios.

 

La cuestión de la soberanía frente a la globalización

 

Soberanía es el elemento jurídico del estado.  Es la organización jurídica de una sociedad bajo un poder de dominación que se ejerce  en determinado territorio.   Sus elementos son:

1.       Humano nacional, generalmente conocido como población, que se compone por nacionales y extranjeros y sólo los nacionales, personas físicas, integran la esencia del estado.

2.       Geográfico, que comprende los espacios aéreo, terrestre y marítimo.

3.       Político, que alude a quienes detentan el poder, o sea el gobierno.

4.       Jurídico, da cohesión a los anteriores elementos y permite constituir la unidad estatal, también define los tres anteriores elementos, por ejemplo determina quiénes son nacionales, como se integra el territorio nacional y como se accede al poder.

En consecuencia, la soberanía es la aptitud que tiene el estado para crear normas jurídicas, en lo interno, con, contra o sin la voluntad de los obligados; en lo internacional, dándole relevancia a su voluntad para la creación de las normas jurídicas internacionales, expresamente a través de los tratados internacionales y tácitamente a través de la costumbre internacional.

La soberanía es una potestad normativa que se ejerce de manera diferente en lo interno y en lo internacional por que existen diversos grados de evolución en la sociedad interna nacional y en la sociedad externa internacional; en lo interno, la soberanía funciona en un conglomerado en donde ha desparecido la vindicta privada y en donde ya se admite la existencia de un poder superior al que corresponde a los individuos que forman la sociedad regida jurídicamente; en lo internacional, la soberanía tiene frente así una comunidad de países en donde todavía se rechaza un poder superior al de los estados, capaz de imponer las normas jurídicas de manera heterónoma.   

 La soberanía ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la teoría política y en la doctrina del Derecho Internacional.   Es uno de los temas más debatidos y, además difíciles de definir, de manera que se han ocupado de este término son entre otras disciplinas, la Filosofía Del Derecho, la Teoría del Estado, la introducción al estudio del Derecho, el Derecho Constitucional, nuestra Ciencia Política y principalmente, el Derecho Internacional Público.

La soberanía es una capacidad de crear y actualizar el derecho, tanto en lo interno como en lo internacional, pero con la obligación de actuar conforme al derecho y con responsabilidad.    La soberanía significa omnipotencia pero, tal noción sufre cambios cuando las entidades que son omnipotentes en lo interior entran en coexistencia con otras entidades omnipotentes, pues ninguna de ellas tiene supremacía sobre las otras y todas ellas están dispuestas a aceptar las pretensiones de otras entidades a una posición similar sobre bases de una cierta responsabilidad.

La soberanía es la facultad de mandar, sobre ella se descubre la existencia de la tendencia de la soberanía absoluta.   Esta doctrina aplicada a los estados dice que se constituyen en personas soberanas viviendo aisladamente, sin tener que dar cuenta de sus actos, por no existir arreglo o contrato entre ellos.   Nada puede imponerse a los estados contra su voluntad y cuando entran en relación entre sí, ellos deciden sobre las obligaciones que dispongan contraer.   El Derecho Internacional es creado por la decisión libre de los estados y toda limitación es voluntaria.  Otra teoría es la de auto limitación.   Como consecuencia de esta teoría se obtenía que los tratados no tendrán fuerza obligatoria sino en la medida que parezca conveniente a las partes contratantes, resolviendo por su propia fuerza las cuestiones en que haya intereses esenciales en juego.

Por otra parte, las relaciones entre estados se multiplican, para la convivencia reciproca en donde es necesaria una ley social que es el Derecho Internacional; así, los derechos de los estados están limitados por los derechos de los demás y por la ley común a la colectividad.    Hay una renuncia a la soberanía ilimitada.  En esta doctrina se ha de admitir que los derechos de los estados están restringidos por la ley social que prohíbe los actos contra el orden, la moral y el bien común de la colectividad.

El derecho a la libertad es un derecho fundamental, su existencia es indispensable para crear la responsabilidad de los estados, cualidad necesaria para que el estado pueda figurar como miembro de la comunidad internacional.   El derecho a la libertad se descompone en el derecho ala soberanía interior o autonomía y el derecho a la soberanía exterior o independencia, que son considerados como el derecho de obrar libremente en el orden internacional.

Se entiende por soberanía un poder que no esta sujeto a otro poder.   Las teorías de soberanía absoluta del estado se han encontrado con la dificultad insuperable de armonizarla con un hecho de fácil observación de la realidad, por otra parte los estados ven limitada su libertad de acción por las obligaciones que les impone el derecho internacional.

Las cualidades del estado que derivan en la soberanía, recaen en una independencia de carácter negativo, y que consiste en la no injerencia por los otros estados en los asuntos que caen bajo su competencia; y la igualdad de todos los estados, que sería su igual posición jurídica, unos frente a otros, y todos bajo el derecho internacional público.   La soberanía territorial que es el poder de actuación exclusiva que el estado tiene sobre un territorio, con los únicos límites que el derecho internacional haya fijado, no se considera como absoluta y tiene las limitaciones siguientes:   Todas las personas y cosas que se encuentran en el territorio de un estado están sometidas a la soberanía de dicho estado pero puede ocurrir que tales personas o cosas escapen en algunos casos a su acción, como cuando se trata de las minorías sometidas a un régimen internacional o de los bienes y personas que gozan de las inmunidades diplomáticas para no hablar de las capitulaciones o del régimen de protección.


En el ámbito interno de los Estados, sus respectivos gobiernos son soberanos con respecto a sus ciudadanos y residentes.   Ello significa que los representantes gubernamentales de otros países carecen de la potestad de crear normas jurídicas internas en otro país diferente al suyo.  Por tanto, como una manifestación de la soberanía de los estados, se ha proclamado el deber de no intervención en los asuntos internos que son de la incumbencia exclusiva de cada estado soberano.

La soberanía externa se caracteriza por la aptitud del Estado nacional para crear normas jurídicas internacionales a través de tratados y de costumbre internacional.   La voluntad creadora de normas jurídicas le corresponde a cada estado y debe manifestarse sin injerencias extrañas.   Si se pretendiera influir del exterior en esa voluntad se afectaría la soberanía.   Por tanto, es manifestación de soberanía que los demás estados no pretendan influir la libre manifestación de voluntad de los estados soberanos al crear la norma jurídica internacional.   Es manifestación de soberanía preconizar y respetar el principio de no intervención que es un derecho del Estado soberano y un deber de los demás sujetos de la comunidad internacional.

 

LA GLOBALIZACION Y LA EROSION DE LOS ESTADOS NACIONALES

 

 

3.   Las nuevas instituciones internacionales que están surgiendo en el contexto de la globalización tienden a disminuir los atributos soberanos del los Estados nacionales.

 

 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 

LA INSERCION DE AMERICA LATINA EN LA GLOBALIZACION - Esquema de Clases N° 2 para la asignatura de ENFOQUES TEORICOS DE LA GLOBALIZACION

 PROLOGO

 

Este Esquema de Clases, para la asignatura de   ENFOQUES TEORICOS DE LA GLOBALIZACION, tiene por objeto examinar en forma esquemática, las principales tendencias que se manifiestan en la escena internacional de América Latina y en referencia a la posición de Chile en este contexto respcto de la inserción de América Latina en la actual tendencia a la globalización, desde una perspectiva multidisciplinaria y mediante las categorías de análisis de la Ciencia Política, las Relaciones Internacionales, la Geopolítica y la Teoría Estratégica.

Si hay dos conceptos que pueden sintetizar adecuadamente la escena política y geopolítica sudamericana para los años venideros, es decir, en el horizonte del corto y mediano plazo, son los de "incertidumbre" y de "fluidez".

La noción de "incertidumbre" se refiere a la condición de imprevisibilidad general que parece dominar los comportamientos de los actores regionales latinoamericanos, ante la variabilidad de sus posturas políticas y geopolíticas; lo que es incierto, es aquello que no conocemos bien ni podemos precisar. Y la idea de "fluidez" expresa el carácter rapidamente cambiante que ha adquirido el escenario regional sudamericano, sobre todo desde el año 2000 en adelante; lo que es fluido, es aquello que se mueve y cambia de aspecto con rapidez.

La América Latina de la última década del siglo XX, ya no existe; vivimos hoy otro continente, otro espacio latinoamericano y sudamericano, con nuevos actores emergentes, con nuevas expectativas y visiones, con curso de acción menos previsibles; en general, formamos parte de un espacio mucho más complejo e indeterminado que a fines del siglo pasado.

Lo que dificulta la previsión y la prospectiva en este nuevo contexto, es precisamente la constatación de que las tendencias profundas que parecen manifestarse en América Latina, toman el curso impreciso e indeterminado del resto de los espacios geopolíticos mundiales, pero con un menor grado de conflictividad.

¿Qué América Latina nos espera en los próximos años?

Manuel Luis Rodríguez U.  Cientista Político.

Punta Arenas - Magallanes, invierno de 2006.

 

LAS TENDENCIAS DOMINANTES

 

Es posible constatar que a lo menos están operando en América Latina cuatro grandes tendencias, a saber:

1. Una tendencia o corriente favorable hacia la instalación de regímenes políticos populistas de signo nacionalista, como respuesta en cada caso a la crisis del sistema económico neoliberal y sus graves consecuencias sociales.

En efecto, el populismo nacionalista o de signo nacionalista, parece ser el rasgo distintivo que emerge en distintas naciones del continente. Se trata de populismos de distinto orígen histórico, vehiculizados por movimientos políticos y sociales de amplio y diverso espectro, que lograron romper –por abajo-  con los sistemas tradicionales de partidos políticos centralizados, rígidos y oligárquicos, y que han emergido desde las profundidades de crisis sociales prolongadas, en las que el hastío, la "bronca", la rabia, el cansancio definitivo ante las promesas incumplidas, han encontrado forma de canalizarse hacia el poder, a través de líderes carismáticos de amplia repercusión y protagonismo popular.

Estos populismos son portadores además, de un signo nacionalista, precisamente la respuesta nacionalista que nadie preveía mientras el mundo dominado por Occidente parece y parecía avanzar hacia el "horizonte luminoso" y triunfante de una globalización de signo capitalista; un nacionalismo que pretende rescatar los recursos naturales para los propios Estados evitando que se sigan beneficiando de ellos depredadores capitales extranjeros; un nacionalismo que pretende ejecutar políticas sociales más eficaces y directas en beneficio de los pobres y desheredados.

Mientras el mundo parece ir hacia la mundialización de los intercambios y la normalización del orden mundial bajo la "pax americana", en América Latina surgen múltiples esquemas nacional-populistas de respuesta alternativa al "modelo único", e intentando ensayar formas de mayor protagonismo económico del Estado en la recuperación de los recursos naturales propios, la preservación del medio ambiente y en las políticas sociales. Parece haber terminado la época de las políticas neo-liberales como panacea única e irrefutable, como receta indiscutible, precisamente porque las profundas desigualdades que produce y acentúa, desestabilizan a las democracias.

2. Una tendencia hacia la búsqueda de mayores niveles de autonomía en las políticas exteriores de los Estados sudamericanos, respecto de la política estadounidense hacia la región.

Las políticas exteriores en América del Sur no pueden y no podrán por mucho tiempo, evitar tomar en consideración el enorme peso económico, tecnológico, estratégico y geopolítico de los Estados Unidos.  El orden global ha entrado en una fase de hegemonía unipolar, no completamente aceptada pero que todavía no genera las reacciones de resistencia propias de la dominación imperial.   Al mismo tiempo que trata de instalarse y consolidarse la dominación imperial estadounidense, emergen actores internacionales y con capacidad global susceptibles de disputar la hegemonía americana en el mediano y largo plazo: la fase de redistribución de las hegemonías está en pleno desarrollo.

Pero, aun en este contexto de hegemonía uni-polar, muchas cancillerías sudamericanas intentan abrirse paso entre los intersticios de la dominación estadounidense, mediante la búsqueda de mayores grados de autonomía respecto a ésta y de articulación regional y subregional.  Lo que no está definido, es si la integración económica y política en América del Sur puede hacerse “a pesar” de los Estados Unidos o “con” los Estados Unidos. Mientras la actual Venezuela –teniendo detrás a Cuba- cree que hay que integrarse “a pesar” del gigante del Norte, otros actores como Chile, parecen creer que se puede generar integración con Estados Unidos.

Las políticas e instituciones de integración regional y subregional apuntan en esa dirección, pero ellas se enfrentan al embate de la política estadounidense que prefiere entenderse caso a caso con cada Estado sudamericano antes que negociar con estructuras regionales multinacionales.  El proyecto de unidad latinoamericana, de integración sudamericana, se enfrenta abierta o subrepticiamente con la tentativa de Estados Unidos de arrastrar a toda la región a un modelo de integración (tipo ALCA) basado en la apertura de mercados y el libre comercio...libre y abierto para los productos estadounidenses...

Pero además, se están configurando gradualmente en esta región nuevos ejes geopolíticos, respecto de los cuales Chile deberá definirse y posicionarse.

¿Hacia dónde va el Mercosur si se integran plenamente en él Bolivia, Perú y otras naciones, mientras Chile sigue vinculado casi desde los bordes exteriores de esta asociación? ¿Qué significado económico y geopolítico puede tener un nuevo eje energético entre Venezuela, Brasil, Argentina y Bolivia para las demandas energéticas de Chile, país en plena expansión y crecimiento? ¿Cómo se sitúa Chile en el cono sur de América, si se configura un eje geopolítico entre Bolivia y Perú a partir de sus nuevos gobiernos nacionalistas?   La incorporación reciente de Venezuela al Mercosur constituye un elemento de esta tendencia.

¿Es la integración regional y subregional la única política estratégica válida, para impedir el aislamiento de Chile en una escena sudamericana que no le aparece como propicia? ¿Es la alianza de Chile con Brasil, o incluso con Estados Unidos, como aliado extra-OTAN como ha sido sugerido, la mejor forma de contrapeso a los nuevos ejes geopolíticos que surgen a su alrededor?

3. Una tendencia hacia el mejoramiento gradual de las condiciones económicas de la región, de mayor inserción internacional en los mercados, pero en un contexto de creciente rivalidad hegemónica entre la potencia unipolar estadounidense y los nuevos polos de poder, Europa y China.

Paradójicamente, mientras América Latina parece entrar en una nueva fase geopolítica, las condiciones y las expectativas económicas futuras del continente parecen ser halagueñas. El futuro próximo en América del Sur será de economías que van a comenzar a salir de la depresión y a crecer, y de otras que van a insertarse internacionalmente en forma más o menos exitosa, mientras sus escenarios políticos producen una impresión de incertidumbre, de conflictividad y de inestabilidad hacia el mediano plazo.

Paradójicamente, América Latina puede devenir más estable en lo económico y más inestable en lo político, mientras el orden mundial se vuelve cada vez más imprevisible en un contexto de creciente rivalidad hegemónica entre Europa, China y Estados Unidos, por la dominación de mercados globales y zonas continentales del planeta.

4. Una tendencia hacia la crisis del modelo de Estado democrático-representativo post-dictaduras asociado a un esquema económico capitalista neo-liberal, generando desafección, apatía y descrédito cívicos, agravados por la acentuación de las desigualdades sociales, económicas y territoriales.

Todos los escenarios imaginables en el futuro próximo, no pueden olvidar que en general en la región latinoamericana asistimos a una crisis de estos Estados democráticos-representativos estrechamente asociados a políticas neo-liberales en lo económico y social.

Esta fue la herencia mas perniciosa dejada por las dictaduras militares ya pasadas en América del Sur: sistemas políticos regulados y vigilados por minorías y estructuras de facto, democracias formalmente democráticas, pero que llevaban en su seno, el virus fatal de la desigualdad social, de la corrupción y de la distribución asimétrica del poder.  Las dictaduras heredaron regímenes políticos en que las autoridades unipersonales siempre son más poderosas y tienen más atribuciones que las estructuras colegiadas o participativas.  ¿Qué ciudadanía digna y valedera puede realizarse en una estructura estatal secuestrada por oligarquías políticas, económicas y partidarias?

El Estado liberal y subsidiario con instituciones políticas representativas, articulado sobre la base de la centralidad del mercado y debilitado por las desigualdades sociales y económicas que el propio sistema produce, ya no puede resistir la desafección y el descrédito de los ciudadanos.

El mercado capitalista y sus desiguadades estructurales, económicas, sociales y territoriales, carcomen por abajo la estructura política e institucional del Estado, la debilitan y le quitan valor, sentido y eficacia a sus formas políticas representativas. ¿Qué sentido puede tener el voto -cada cuatro o cinco o seis años- en una democracia institucionalmente representativa, si ese voto político es ejercido por ciudadanos cesantes, con viviendas y salud precarias, en barrios marginales, excluídos de los beneficios del crecimiento y el desarrollo, mientras una clase política y empresarial, articulada como una estructura oligárquica dominante, ejerce lo esencial del poder y toma las decisiones fundamentales?

La exclusión social y las flagrantes desigualdades económicas son el más poderoso factor de debilitamiento de las instituciones democráticas y representativas.  No puede funcionar durablemente un Estado construído sobre la ficción jurídica de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, si esa ley la redactan y la aplican una minoría en el poder y si los ciudadanos –supuestos iguales jurídicos- solo ven desigualdad alrededor suyo y si los beneficios durables del desarrollo y del crecimiento, se concentran en la cúspide de la pirámide social, mientras en la base las mayorías reciben ocasionalmente y casi como dádivas, algunas escasas gotas del “chorreo”.

Es por eso, que allí donde las desigualdades sociales lograron romper la placa tectónica que constituyen las instituciones políticas representativas (Brasil con Collor de Melo, Argentina con De La Rua, Bolivia con Sanchez de Losada...) "todo salta por los aires" y las multitudes hambrientas salen a la calle exigiendo "que se vayan todos...!", asaltando supermercados, quemando vehículos, rompiendo vidrieras de bancos, personificando en la clase política y la clase empresarial más internacionalizada, a la forma visible y cercana de la causa de sus males.

¿Puede permanecer algún país sudamericano inmune a estas corrientes profundas que recorren el continente?

 

ESCENARIOS

 

A partir de las tendencias y variables analizadas, dos pueden ser los escenarios de horizonte en el mediano plazo y de mayor probabilidad de ocurrencia en nuestro continente sudamericano.

1. Un escenario tendencial de tendencia centrífuga, en que los Estados tenderán a la disociación y a generar formas de articulación que salgan de los límites de las estructuras internacionales y regionales actuales.

Los Estados de mayor peso específico regional buscarán generar condiciones propias de una mejor y más ventajosa inserción internacional y en general, las estructuras de integración se verán afectadas y debilitadas por la creciente competencia intra-regional y por el resurgimiento de los conflictos territoriales y fronterizos pendientes desde el pasado.

2. Un escenario normativo de tendencia centrípeta, en que los Estados de la región tenderán en sus políticas exteriores hacia la articulación, la integración económica y física y la concertación de políticas.

En este escenario, América Latina verá el fortalecimiento de sus instituciones e instrumentos regionales y subregionales de integración y concertación, tendiendo a la regulación diplomática y política de los conflictos pendientes y hacia el fortalecimiento de la presencia y protagonismo internacional de la región en el mundo.

 

GLOBALIZACION: REDES, ESTRUCTURAS E IDEOLOGIA - Esquema de Clases N° 1 para la asignatura de ENFOQUES TEORICOS DE LA GLOBALIZACION

 

PRóLOGO

 


No obstante ser uno de los tópicos de moda, desde los últimos decenios del siglo XX, la globalización se nos aparece como una materia difícil a aprehender intelectualmente: como resultado de esta nebulosa indefinida que se forma en torno a la cuestión, las posturas teóricas tienden  a polarizarse.

La problemática de la globalización es al mismo tiempo, un tópico de reflexión intelectual y una materia crítica que sin duda alguna, influirá poderosamente en el desarrollo económico, político y cultural de nuestras sociedades, a medida que nuestras fronteras materiales y económicas se abren, y a medida que se expanden las fronteras del conocimiento y la información. 

Este es un Esquema de Clases para la asignatura de ENFOQUES TEORICOS DE LA GLOBALIZACION,  del VII Semestre de la Carrera de Ciencias Políticas.

 

Manuel Luis Rodríguez U.   Cientista Político. 


Punta Arenas (Magallanes), invierno de 2006.


EL DEBATE TEORICO E INTELECTUAL  EN TORNO A LA GLOBALIZACION 

 

Los factores componentes del proceso de globalización pueden sintetizarse en los siguientes elementos:

a) el significado, alcance y creciente importancia de la estructura financiera y de la creación global de crédito, lleva al dominio de las finanzas sobre la producción; se ha sostenido que el capital financiero ha llegado a ser una fuerza independiente en el mundo, y se ha enfatizado el creciente poder estructural ejercido por la superestructura financiera globalizada;

b) la creciente importancia en aumento de la "estructura del saber" o del conocimiento como dato para los procesos productivos: se dice que el conocimiento y la información han llegado a ser factores claves de la producción;

c) el aumento en la velocidad de aplicación, alcance y miniaturización de ciertas tecnologías (las llamadas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, TIC.) y la expansión de la transnacionalización de la tecnología y sus usos: aquí el énfasis se coloca en las industrias basadas en el conocimiento, la creciente dependencia de la innovación tecnológica, y el riesgo creciente de la obsolescencia tecnológica;

d) la creciente influencia de los oligopolios en la forma de corporaciones globales: se afirma que las corporaciones no tienen más alternativa que transformarse en corporaciones globales y transnacionales, junto con --y esto es importante-- los bancos transnacionales, que se han transformado en los poderes más influyentes, mucho más influyentes que los Estados nacionales y sus economías nacionales;

e) la creciente transnacionalización de la producción, del trabajo, del conocimiento y de las finanzas. Este desarrollo habría conducido a que, por un lado, se produjera la retirada del Estado nacional como poder soberano de regulación, y por otro, se daría lugar a una tendencia hacia la globalización del poder político en la forma de una estructura de autoridad plural asociada con las Naciones Unidas, el G7 (ahora G8). La doble erosión del Estado nacional se percibe como conduciendo a  una mayor incertidumbre regulatoria institucional global, y socavando los sistemas democráticos nacionales de control y de regulación. Se percibe entonces al Estado nacional transformándose en un "Estado competitivo" orientado a la mercantilización de sus servicios.  

Sin que se trate de un dilema siempre claramente definido en dos campos, en la actualidad, dos grandes tendencias teóricas parecen confrontarse a la hora de intentar explicar la globalización. 

 

Los partidarios de la globalización

 

El campo de los partidarios de la globalización, constituye un vasto universo de teóricos cuyas orientaciones intelectuales van desde el neo-liberalismo hacia la neo-socialdemocracia.  Autores como M. Castell y A. Giddens. 

En esta orientación se entrecruzan escuelas de pensamiento como el estructuralismo económico (W. Rostow), el neo-realismo conservador (K. Waltz, H. Kissinger, H. Morgenthau), la escuela del neoliberalismo económico y político (F. Fukujama, A. Toffler, S. Huntington) y la neo-socialdemocracia (M. Castells, A. Giddens).  Otros autores como B. Kaplan y Ch. Tilly, analizan desde una perspectiva académica los términos de referencia que definan a la globalización.

Ciertas instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (www.imf.org) , el Banco Mundial (www.worldbank.org)  y la propia organización de Naciones Unidas, han desarrollado amplios esfuerzos teóricos destinadosn a explicar, fundamentar y respaldar los procesos de globalización

Los postulados centrales de este paradigma afirman que la globalización opera en la sociedad contemporánea como una tendencia profunda, una tendencia de época que beneficiará a todos los que se integren en ella, no obstante sus desventajas o perjuicios colaterales.  Los beneficios de la globalización de producirían como consecuencia de la integración de las estructuras globalizadas, en un marco de libre mercado, apertura al comercio exterior, y liberalización y desregulación del Estado nacional.

 

Los críticos a la globalización

 

Por el otro, podemos identificar una corriente "universalista o globalista" según la cual los Estados nacionales serán gradualmente superados como actores principales del sistema internacional durante el siglo XXI, por la emergencia tanto de entidades supranacionales con creciente autonomía, poder y soberanía, como de la creciente autonomía de las regiones de países como actores en el orden internacional, tendencias ambas que debilitarán el rol y el peso geopolítico de los Estados en el sistema internacional. 

En esta orientación se entrecruzan escuelas de pensamiento como el neo-estructuralismo y las corrientes del neo-marxismo (M. Hardt, T.Negri, L. Ferrari B., A. Joxe, Y. Moulier Boutang, M. Lazzarato, E. Alliez...). 

Al interior de esta visión crítica de la globalización, hay que poner de relieve la presencia de una escuela estructuralista o post-estructuralista basada en la teoría latinoamericana de la dependencia (R. Prebisch, E. Falleto, Th. Dos Santos, A.G. Frank, S. Amin, F.H. Cardoso, G. O'Donnell...) quienes postulan que la globalización es una tendencia no inevitable y que pueden crearse zonas de desarrollo dentro de la globalización que no obedezcan a sus lógicas igualadoras y dominantes. Notable dentro del campo de los críticos a la globalización, es el caso de J. Stiglitz, destacado economista que asumió altos cargos en el FMI y posteriormente adoptó una postura crítica.

Los postulados principales de este paradigma afirman que la globalización no es una tendencia inevitable, definitiva o ineluctable, pero que la disolución o el deterioro gradual de las soberanías nacionales va a conducir a la formación de nuevas entidades en el orden internacional.

 

LA PROBLEMÁTICA DE LA GLOBALIZACIÓN
DESDE UNA PERSPECTIVA GEOPOLÍTICA


La perspectiva geopolítica moderna, permite comprender la tendencia globalizadora como un fenómeno que se inserta y hace uso del marco de relaciones espaciales y territoriales de poder preexistentes en el orden mundial, produciendo en ellas una transformación funcional a los fines e ideologías que la sustentan.

La asimetría estructural que ha existido en las relaciones económicas, políticas y culturales del sistema capitalista mundial, se ha trasladado al interior del proceso globalizador, constituyendo a éste en una nueva fase en la evolución histórica del sistema.

Esta asimetría básica, estructura las relaciones económicas a escala mundial, de regiones-continentes y de cada economía nacional, funciona a través de redes corporativas e institucionales, reales y virtuales, dentro de determinados espacios-territorios, estudiados, planificados y operacionalizados bajo la forma de mercados, es decir, de espacios geo-económicos.

Como se analiza más adelante, la asimetría estructural que caracteriza al sistema capitalista mundial actualmente en funcionamiento y de la que hace uso la globalización, constituye el punto de partida del cual parte cada economía individualmente considerada para insertarse –o verse arrastrada- a la tendencia globalizadora.


Espacios geo-económicos


Desde un punto de vista geopolítico puede definirse la globalización como una tendencia profunda del desarrollo económico, tecnológico y cultural en la sociedad contemporánea que opera en la forma de redes de intercambios y flujos materiales y no-materiales sobre determinados espacios geo-económicos.

Desde esta perspectiva, la globalización se inserta en el sistema económico mundial madiante redes que operan a escala de ciertos espacios geo-económicos, es decir, territorios jerarquizados y estructurados en función de los recursos económicos y tecnológicos de que disponen.  

Cada espacio geo-económico así, es una configuración territorializada de recursos, redes y líneas de intercambio y relaciones de poder, una malla a escala de ciertos intercambios económicos e instalada en territorios.  Mallas, líneas y territorios, se articulan en función de los intereses corporativos o estatales, para facilitar los intercambios.

Las relaciones económicas globalizadas operan sobre una configuración territorializada de recursos (tecnológicos, informáticos, financieros, humanos), sobre una compleja red de redes y líneas (comunicacionales, de transporte, informacionales, de navegación, etc.) cuya función central es operar los intercambios y materializar las relaciones de poder, configurándose así una compleja malla a escala de ciertos intercambios económicos e instalada en territorios.  Mallas, líneas y territorios, se articulan en función de los intereses corporativos o estatales, para facilitar los intercambios.

El territorio de estas relaciones geo-económicas se apoya sobre una multiplicidad de espacios –y sus diversas escalas- aunque no son solamente espacios materiales, puesto que existen también espacios virtuales que la globalización hace suyos. 

Siempre desde una perspectiva geopolítica, entendemos que los espacios geo-económicos o los territorios de mercados constituyen una producción a partir de una determinada realidad económica y socio-cultural, lo que implica el establecimiento de relaciones de poder. Así, en definitiva “la producción de espacios geo-económicos, por todas las relaciones que pone en juego se inscribe en un campo de poder, del mismo modo como producir una representación del espacio es ya una forma de apropiación, una tentativa de control y de dominio”. ( )

La forma principal de los espacios geo-económicos en los que opera actualmente la globalización son los mercados; más bien, los mercados son la dimensión espacial más importante y significativa de los procesos e intercambios que realizan los actores de la globalización.

La globalización se instala en los espacios geo-económicos (sistema-planeta, continentes, grupos de países, economías nacionales, regiones de países, etc.) a partir de redes empresariales, corporativas e institucionales cada vez más interconectadas e interdependientes que materializan los flujos de intercambio y que tienden a consolidar la asimetría que separa las relaciones económicas en el mundo de hoy.


Espacios geo-económicos y escalas


El cambio mayor que impone la globalización a las economías y a las empresas-corporaciones, es al nivel de la escala a la que se producen los intercambios y los flujos de productos, bienes, capitales, servicios y otros intangibles.

Lo que caracteriza a las redes corporativas-empresariales que utilizan la globalización, es la escala geo-espacial a la cual operan y donde se instalan. 

La globalización en sí misma, en tanto red de flujos e intercambios reales y virtuales, es una malla de relaciones que opera a escala planetaria, a escala global, aunque incorporando también a sus redes de relaciones de poder y mecanismos de control, la escala continental, subregional, nacional y local de dichos intercambios.

Lo que sucede es que la puesta en marcha de intercambios a escala global, tiende a distorsionar las escala, los contenidos y las dimensiones de las otras escalas “menores” del intercambio económico, en la medida en que tiende a subordinar a éstas con respecto a los flujos globales: la lógica de que el pez mayor se come al pez menor, no es solo una metáfora en este caso; se trata de un mecanismo propio de los procesos de globalización, con un agregado adicional, la lógica subyacente del “pez mayor y el pez menor”: “el pez mayor se come al pez menor, del mismo modo como el pez extranjero mayor se come al pez nacional menor, y como, a otra escala, el pez nacional mayor se come al pez regional o local menor”... 

En la globalización, la escala de los intercambios opera como mecanismo estructurado de desigualación y de asimetría, en términos tales que la escala mayor de los intercambios y del acceso a los recursos, avasalla, aprovecha, depreda y predomina sobre las escalas menores.

Geográfica y espacialmente, la globalización opera como una pirámide, una estructura de pirámide jerarquizada que tiende a configurar económica y culturalmente una diferencia fundamental, estructural, la que –como veremos a continuación- es su propio punto de partida.

Y el punto de partida de la globalización es la desigualdad, es la asimetría.


LAS REDES Y ESTRUCTURAS
 DE LA GLOBALIZACIÓN


La estructura piramidal y asimétrica de la globalización (pirámides de empresas y asimetrías de capitales, pirámides de mercados y asimetrías de recursos...), se articula en cuatro componentes fundamentales:

a) un conjunto de empresas y corporaciones globales (de carácter industrial, financiero y comercial), cuyas estrategias y mercados se planifican a escala planetaria y también a escalas espaciales menores;
b) un conjunto de espacios geo-económicos constituidos en mercados, a diferentes escalas y con diversos niveles de dinamismo;
c) un conjunto de entidades supranacionales cada vez más interdependientes entre sí, y que tiende a configurar la nueva arquitectura económica y jurídica global;
d) un conjunto de instituciones internacionales que tienden a constituir la estructura política global del futuro.

La asimetría caracteriza a estos cuatro subsistemas componentes: son asimétricas las relaciones entre las empresas y corporaciones globales y sus empresas nacionales y locales relacionadas, proveedoras y/o maquiladoras; son asimétricos, desiguales, los mercados, al interior de los cuales con frecuencia los consumidores se ven desprotegidos frente a la omnipotencia del monopolio, del oligopolio y de sus estrategias de marketing, y donde los mercados locales se ven invadidos por la presencia avasalladora de empresas nacionales o redes transnacionales que apuntan a dominar mercados en términos de hegemonía excluyente.

Del mismo modo, es asimétrica en realidad la estructura y la acción de las entidades supranacionales que dominan el proceso globalizador.  Entidades internacionales, con diversos grados de institucionalización, como la OMC, el G-8, el Foro Económico de Davos, la APEC, el FMI o el Banco Mundial, operan en realidad como factores institucionales de apoyo a la expansión de las corporaciones globales, por la vía de estimular política, jurídica e ideológicamente el libre comercio y la mayor apertura de los mercados.

La lógica asimétrica de la globalización encuentra su punto culminante en la desigualdad básica que se inscribe en las instituciones internacionales como Naciones Unidas o la OTAN, cuya función estratégica en este nuevo ordenamiento mundial se dirige a otorgar fundamento político y militar a las tendencias globalizadoras.


LOS SOPORTES MATERIALES
 DE LA GLOBALIZACIÓN


Los procesos globalizadores son posibles gracias a la articulación de un marco de soportes materiales, que se combinan con los soportes ideológicos que la justifican e impulsan.

Estos soportes materiales son a lo menos tres:

a) las cada vez más amplias y diversificadas redes satelitales de información y de intercambio, las que tienden a virtualizar los mercados y los flujos de bienes y servicios, sin reemplazar su materialidad;
b) los sistemas informáticos de archivo, tratamiento, manipulación y transferencia de data, conocimientos e información, que se ven reforzados por la expansión exponencial de su acceso y uso y por la miniaturización de los artefactos y soportes;
c) las redes financieras, bancarias y bursátiles, que permiten fluidizar, agilizar los movimientos e intercambios de capitales, de plusvalías, a través de las antiguas fronteras nacionales y continentales, ampliando la escala –y el tiempo espacio- de los flujos de capital y concentrando su acumulación desigual.

Visto desde este punto de vista, la globalización opera sobre la base de una formidable estructura satelital de redes informáticas, que aceleran los intercambios, relativizan las fronteras, cuestionan las soberanías y dejan obsoletos los marcos legales nacionales.

Veamos la cuestión desde la perspectiva einsteniana del espacio-tiempo: mientras los espacios geo-económicos tienden a expandirse en alcance y escala y a reducirse en velocidades de desplazamientos (de bienes, de capitales, de personas, de servicios), los tiempos de intercambio van disminuyendo hasta el punto de la instantaneidad, de la virtualidad inmediata.  Desde el punto de vista económico mientras se multiplican los intercambios, se concentran los flujos hacia los centros económicos de poder global, se aceleran y se acortan los tiempos entre el diseño, la producción y el consumo, entre la compra y la venta.

La globalización en cuanto forma actual de expansión del capitalismo es debida esencialmente a un conjunto de mutaciones tecnológicas que permiten la rápida transferencia de capitales y la gestión industrial flexible; a la extensión de las redes de inversores y firmas comerciales establecidas por las firmas transnacionales y globales; al desarrollo creciente de bloques comerciales regionales apuntando a crear economías continentales de escala; a los avances en las negociaciones sobre la liberalización del comercio internacional; a la liberalización de las economías en vías de desarrollo y suministradoras de materias primas. 

Pero, la globalización no es solamente una mundialización del sistema capitalista debido a la transnacionalización del capital, la circulación acelerada de los productos y a la deslocalización de la producción; es además, una forma actualizada de invasión del campo social por el capital, mediante la normalización de las redes económicas, a la mercantilización de los servicios, de la ciencia y de la cultura y en particular, a través del surgimiento de nuevos centros de poder geo-económicos no estatales y no territoriales, favorables a la acción expansiva de las corporaciones globales, centros de poder hegemónico que tienden a emanciparse de la tutela de los Estados y las soberanías nacionales.


LOS SOPORTES IDEOLÓGICOS
DE LA GLOBALIZACIÓN


Pero, la globalización no es solamente una red de redes piramidales, o una tendencia asimétrica del desarrollo contemporáneo, o una estructura mundial de poderes económicos y políticos articulados.  La globalización se presenta a sí misma, tiende a presentarse y a justificarse a sí misma, como una realidad ineludible, como un proceso que no tiene vuelta a atrás, como una locomotora a alta velocidad de la que es imposible bajarse. 

Es decir, la globalización posee su propia ideología, ella misma opera como una poderosa ideología comunicacional e intelectual, como un pensamiento único, que instala en el espacio público su propio lenguaje neoliberal o neo-conservador, que pone de moda ciertos conceptos (como mundialización, flexibilidad, gobernabilidad, empleabilidad, desregulación, nueva economía, economía del conocimiento, postmodernidad...) y que deja en las sombras del olvido, de la obsolescencia o de la impertinencia a otros conceptos develadores (como capitalismo, poder global, imperio, plusvalía, desigualdad, etc.).

Los riesgos del discurso único que verbaliza esta ideología única o pretendidamente única, residen precisamente en la creencia de que los dogmas de la globalización capitalista en marcha, constituyen artículos de fé intocables, encíclicas absolutas de una “nueva vulgata planetaria” (como dice Pierre Bourdieu) ( ) y que resulta operar en la realidad social como un delicado, poderoso y sutil tamiz incluyente y excluyente de lo que es permitido o no dentro de la ideología del poder.  Foucault dice que “la verdad está ligada circularmente a sistemas de poder que la producen y la sostienen, y a efectos de poder que inducen y la prorrogan. Un régimen de la verdad” ( )

La ideología de la globalización funciona hoy como una religión inquisidora de la Edad Media, solo que ahora parece estaríamos entrando en realidad en la edad media de la modernidad, ya que presenta y asume sus verdades como dogmas, como la verdad única, incontrastable, absoluta, en la que el dios-mercado sacrifica  en su altar virtual las identidades locales, regionales y nacionales, las especificidades humanas, las particularidades identitarias, en nombre de la eficiencia, de la productividad, de las metas estadísticas y de la rentabilidad, sin importar mayormente los efectos individuales en términos de estrés y depresiones, y los efectos colectivos en términos de desigualdad, marginación y acumulación social de frustraciones.

El paradigma de la globalización –cuyos acentos económicos neo-liberales se combinan con el enfoque político neo-conservador- opera como una sutil maquinaria de desmemoriación ( ) de las historia particulares y de las economías anteriores.  Los paradigmas económicos pretéritos del colonialismo interno, de la marginalidad estructural, de la dependencia, de las relaciones centro-periferia, del imperialismo económico y financiero, habrían quedado obsoletos en cuanto ineficaces para responder a los “nuevos desafíos” de la modernidad y la post-modernidad globalizadora.

La liturgia de esta nueva religión única, totalitaria y totalizadora sucede cotidianamente en los mercados; el mercado es el altar sagrado de la globalización, de sus causas y de sus efectos, de sus formas y de sus contenidos; el mercado es el sancta-sanctorum donde se guardan y adoran las tablas de la ley (los tratados de libre comercio, las liberalizaciones aduaneras, las políticas desreguladoras, las prácticas privatizadoras, los códigos empresariales, los Estados subsidiarios).

A este nuevo Baal intocable, se le rinde pleitesía en los medios de comunicación, en todo el espacio público, en las políticas públicas y en la vida cotidiana de las personas: este dios-mercado omnipotente todo lo decide, todo lo ordena, todo lo organiza.

La globalización se presenta como modelo, cuando no es más que una etapa, una etapa transitoria de la evolución capitalista mundial, y la imagen comunicacional, esa poderosa mercancía que participa en el proceso de acumulación del capital por la vía de su realización y de su reificación, le sirve como soporte ideológico y virtual.

Dos parecen ser los dogmas constitutivos del nuevo catecismo político-económico: la idea de que el libre comercio constituye la vía principal y privilegiada a través de la cual se lograría el progreso, el crecimiento y el desarrollo; y la noción de que el desarrollo económico, base material del progreso social, resultará después del logro de un crecimiento económico basado prioritariamente en la apertura de los mercados al libre intercambio, sobre la base del uso intensivo de ciertas ventajas comparativas y competitivas.

Lo potente del proceso globalizador consiste, entre otros factores, en que este discurso ideológico se instala en los imaginarios colectivos y en las elites dominantes de las sociedades, sino que además, se inscribe en los territorios y espacios geo-económicos, transformando la totalidad del sistema-planeta en mercados segmentados, que deben obedecer a una lógica única y a patrones de comportamiento económico pre-establecidos.


El dogma del libre comercio
 y la apertura de los mercados


Uno de los dogmas fundantes de esta globalización es el del “libre comercio”: el libre comercio permitirá el progreso de los pueblos.

Leemos en el Informe Mundial de Comercio 2003 de la OMC: “La apertura al comercio ayuda a los países a utilizar mejor sus recursos de varias maneras. En primer lugar, el comercio permite a un país especializarse en las actividades productivas que realiza relativamente mejor que otros países y explotar así su ventaja comparativa. En segundo lugar, el comercio amplía el mercado de los productores locales y les permite aprovechar mejor las economías de escala, lo que aumenta los niveles de ingresos y la eficiencia de la asignación de los recursos. Esos efectos se consideran beneficios estáticos resultantes del comercio. El comercio sólo tendrá un efecto positivo de crecimiento a largo plazo si aumenta la tasa de inversión o mejora los incentivos al desarrollo y difusión de tecnología.” ( )

Otro concepto de la OMC., en esta misma línea de razonamiento, afirma que “...el comercio permite una mayor especialización y estimula la inversión mediante el aprovechamiento de las economías de escala y la transferencia de tecnología. Se ha resaltado también que las actividades de investigación y desarrollo y la inversión de capital se refuerzan mutuamente, puesto que las innovaciones van a veces incorporadas en bienes de equipo y generan en ocasiones nuevos bienes de consumo y servicios que requieren nuevas inversiones para entrar en el mercado.” ( )

La circularidad de la innovación tecnológica acelerada (que se acompaña con el envejecimiento acelerado y prematuro de las tecnologías anteriores) y de la generación de nuevos bienes y servicios, se completa con el rol dinámico del mercadeo global y segmentado que tiende a inventar nuevas necesidades artificiales poniendo a disposición del consumidor satisfactores que los medios le han presentado como necesarios.  La globalización iguala y segmenta, en un marco de desigualdad.

Para agregarse a continuación que: “El comercio puede aumentar la transferencia de tecnología al dar acceso a las empresas a bienes de equipo y productos intermedios tecnológicamente avanzados del extranjero. El comercio de servicios – entre otros, servicios prestados a las empresas y servicios financieros, de telecomunicaciones y de transporte – puede suministrar los insumos necesarios para penetrar en nuevos sectores y reducir los costos del intercambio de información... Las importaciones pueden también facilitar el acceso a conocimientos que pueden adquirirse mediante ingeniería inversa. El comercio ofrece la posibilidad de la comunicación de persona a persona, que puede fomentar la transferencia de tecnología. La inversión extranjera directa puede asimismo contribuir a la transferencia de tecnología mediante la formación en el empleo y diversas formas de interacción entre empresas nacionales y extranjeras. Las concatenaciones regresivas y progresivas favorecen la difusión de tecnología, ya que las filiales extranjeras tecnológicamente avanzadas ayudan a sus proveedores locales y a las empresas del país huésped que intervienen en etapas posteriores del proceso de producción a elevar los niveles de calidad y servicio. Como consecuencia de la interacción entre los productores locales y los extranjeros pueden adoptarse nuevos procesos de gestión, comercialización y producción. Esa interacción puede ejercer también un efecto positivo en la transferencia de tecnología a través de la presión competitiva.

Lo que no nos dice esta afirmación dogmática es que la concatenación entre empresas importadoras de la tecnología y las empresas productoras de tecnología, se produce en un contexto asimétrico, desigual, estructuralmente desigual en el que las primeras no pueden o no rompen el círculo de dependencia que las articula con las segundas.

Otro artículo de fe globalizador afirma que “A pesar del firme apoyo teórico y empírico a los beneficios de la apertura, no en todas partes se ha acogido con entusiasmo la liberalización del comercio ni la globalización. Una de las preocupaciones fundamentales ha sido que los países más pobres tal vez no puedan beneficiarse de un régimen de comercio más abierto y se queden incluso más rezagados con relación a las economías prósperas. Esta preocupación está justificada, pero no implica que los países pobres no deban liberalizar el comercio. Lo que implica más bien es que los países pobres tal vez no vean cristalizados todos los beneficios potenciales de la liberalización del comercio a menos que esa liberalización se complemente con otras medidas de política, por ejemplo inversiones en infraestructura y desreglamentación de los sectores de servicios infraestructurales fundamentales, incluidos los servicios financieros."

Aquí la ideología toca los límites de la realidad y se interna en la noción dogmática: lo más probable es que lo países pobres tal vez no van a progresar ni se van a beneficiar de un régimen abierto de comercio, pero igual deben abrirse a los productos extranjeros y liberalizar su comercio.

El más reciente informe anual del FMI, propone la siguiente lectura: “Muchos problemas económicos se deben a fallos de funcionamiento de los mercados, no a una escasez de recursos o un exceso o falta de demanda global. Hay consenso general en que en los países que tienen estos problemas, la aplicación de reformas estructurales, es decir, de medidas de política que modifiquen el régimen institucional y reglamentario que rige el funcionamiento de los mercados, se traduce en la asignación y uso más eficientes de los recursos y en mayores incentivos para la innovación y, por ende, no solo en un aumento de la productividad y los ingresos per cápita, sino también en una aceleración del crecimiento a largo plazo. Las reformas estructurales también pueden
fomentar el crecimiento a corto plazo al incrementar el rendimiento de la inversión y dejar margen para que las
políticas macroeconómicas den cabida a un aumento de los niveles de utilización de la capacidad sin originar presiones inflacionarias en la economía. No obstante, muchas reformas estructurales lamentablemente imponen costos a corto plazo en unos pocos individuos o grupos sociales, y a menudo quienes consideran que podrían verse perjudicados logran, por medio de su oposición, que las reformas no se apliquen.” ( )


El dogma del desarrollo como lejano resultado después del crecimiento


Un segundo artículo de fe del catecismo globalizador es la afirmación de que el crecimiento es el fundamento que hará posible el desarrollo, la eliminación de la pobreza y las desigualdades en la distribución de los ingresos.

Afirma a este respecto el mismo Informe de la OMC, ya citado: “El crecimiento es una condición necesaria, pero no suficiente, para mitigar la pobreza. Aun cuando la liberalización del comercio dé lugar a un crecimiento más rápido, ello no implica que mejoren las condiciones de los pobres. Si la desigualdad de los ingresos aumenta al mismo tiempo, la situación de los pobres puede en realidad empeorar. Muchos estudios teóricos y empíricos se han centrado en la relación entre comercio y desigualdad. Los economistas consideran que lo más probable es que la desigualdad de los salarios disminuya en los países en desarrollo como consecuencia de la liberalización del comercio, ya que dichos países están normalmente bien dotados de mano de obra poco cualificada con relación a los países desarrollados. Por consiguiente, al abrirse al comercio, los países en desarrollo serán más competitivos en sectores de gran intensidad de mano de obra poco cualificada y esos sectores crecerán. El aumento de la demanda de trabajadores poco cualificados, que normalmente pertenecen a los segmentos más pobres de la población, conducirá a un aumento de sus salarios con relación a los de los trabajadores cualificados.”  ( )

Salvo que las desigualdades en los ingresos ahora, en la realidad de los hechos, no está relacionada con la reducción de la pobreza ni con el crecimiento.

“Las medidas de la desigualdad de los ingresos se centran en la diferencia de ingresos entre ricos y pobres en una sociedad. Los cambios de la desigualdad de los ingresos no indican necesariamente que aumente o disminuya la pobreza. Puede ocurrir que el comercio aumente los ingresos de los pobres. Sin embargo, si aumentan más los ingresos de las personas más ricas, la reducción de la pobreza irá acompañada de un aumento de la desigualdad.”  ( )  Ante esta afirmación solo cabe meditar que “a confesión de parte, relevo de pruebas”.

Razonando en términos aun más amplios respecto de los mecanismos y efectos de la globalización actualmente en marcha, el ex director del FMI, Peter Sutherland escribe el siguiente análisis: “El verdadero problema de la globalización, contrariamente a los mitos tan socorridos para sus acérrimos oponentes, es que los países más ricos son los que se llevan la tajada más grande del aumento en inversión y comercio transfronterizo. Todos los países en desarrollo juntos (incluidos los seis grandes exportadores de Asia sudoriental) apenas atrajeron poco más del 20% de la IED total del pasado año y solo representaron un 27% de las exportaciones mundiales de productos manufacturados. Y, cuanto más tiempo vayan a la zaga los países en desarrollo, mientras las cadenas mundiales de abastecimiento se tornan más complejas y desarrolladas, más difícil les resultará a las empresas de estos países operar a escala mundial.”

Claramente dicho: el mundo está dividido en dos, por un lado las empresas globales que se complejizan, se expanden y se desarrollan, y por el otro las empresas nacionales, regionales y locales que deben situarse a la zaga de aquellas para insertarse, globalizarse, y adquirir una micronésima porción del reparto.

Y agrega a continuación: “Sin duda, un comercio más libre ofrece posibilidades sin precedentes para explotar las ventajas comparativas, no solo en el sector de productos terminados, sino en toda la cadena de producción.
Por otra parte, además de contribuir a los beneficios económicos de los países que participan en el comercio, éste es también un cauce para la importación de buenas políticas, ya que socava las prácticas ineficientes y corruptas, mejorando con ello el entorno empresarial.  ( )

El paradigma ideológico de la globalización es, en última instancia, una estructura dinámica de beneficio empresarial, es un contexto de comercio libre, ventajas comparativas, de eficiencia productiva para beneficio de un buen entorno empresarial, beneficiarios últimos de sus prácticas.

El Banco Mundial, lo presenta en los siguientes términos: “Para acelerar el crecimiento y reducir la pobreza es necesario que los gobiernos reduzcan los riesgos normativos, los costos y las barreras a la competencia que enfrentan empresas de todos los tipos, desde los agricultores y microempresarios hasta las empresas de manufactura locales y las sociedades multinacionales...”.  Según esta línea argumental la competitividad de los agricultores y microempresarios sería comparable a la capacidad competitiva de las sociedades multinacionales.

De este modo, la globalización se manifiesta en un contexto caracterizado por la extensión del capital asociado con la tecnología, por efectos civilizacionales tales como la nueva relación espacio-tiempo, los nuevos modos cognitivos y culturales, el crecimiento y expansión del contenido informacional de la economía, de los procesos productivos y en las operaciones del trabajo, por la mercantilización y trasnacionalización de los intercambios, por la liberalización del comercio y los nuevos “modelos empresariales”.

Desde el mito del predominio de la máquina sobre el hombre –característico de la época de la primera revolución industrial- hasta el nuevo mito del advenimiento de una sociedad cognitiva o del conocimiento, la ideología positivista y neoliberal tiende a representar los nuevos procesos globalizadores como procesos a-políticos o políticamente asépticos, del mismo modo como la representación simbólica del progreso material y del conocimiento como fuentes de la riqueza, ocultan los orígenes de la acumulación del capital y enmascaran la realidad de la expansión de las potencias hegemónicas sobre nuevos espacios geo-económicos y geopolíticos.

Lo extraño y sugerente de esta nueva ideología globalizadora es que nos presenta la pobreza y la marginalidad, la dependencia y el atraso como consecuencia de otras doctrinas económicas, de otros modos de organización de la economía, reservándose para sí la ventaja de los beneficios y los logros positivos.

Como resultado de la implantación de las prácticas globalizadoras, los flujos de inversión y la expansión de los intercambios, se dirigen  hacia aquellas zonas planetarias que reúnen las mejores condiciones de mercado para la realización de sus beneficios.  

El sistema-planeta aparece entonces segmentado en “zonas propicias” (constituidas por aquellos países y grupos de países cuyas economías y sistemas políticos son favorables a la presencia de los conglomerados empresariales globales), “zonas oscuras”, que serían aquellas economías y Estados que se oponen y ejercen un control intenso sobre las prácticas globalizadoras y las  “zonas grises”, que son aquellos países que se encuentran en disputa para integrarlos dentro de los mercados globales.


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
 Y DOCUMENTALES


Bedar, S.: INFODOMINANCE ET GLOBALISATION.  Paris, 2002.  Centre Interdisciplinaire de Recherches sur la Paix et d’Etudes Stratégiques (CIRPES).

Bonefeld, W.: LAS POLITICAS DE LA GLOBALIZACION: IDEOLOGIA Y CRITICA. 2002.  (En el portal web: www.rcci.net)

Boswell, T.: HEGEMONY AND BIFURCATION POINTS IN WOLRD HISTORY.  Birmingham, 1995.  Journal of World-System Research, vol. I Nº 15.  (En portal web http://jwsr.ucr.edu)

Ferrari Bravo, L.: NOUVELLE SOUVERAINETÉ?  Paris, 2000.  Rev. Multitudes.  (En portal web: http://multitudes.samizdat.net)

FMI: Informe Anual del Directorio Ejecutivo correspondiente al ejercicio cerrado el 30 de abril de 2004.  Washington DC, 2004.  Fondo Monetario Internacional.

Hobsbawm, E.: HISTORIA DEL SIGLO XX.  B. Aires, 2002.  Planeta-Mondadori.

-  LA ERA DEL IMPERIO. 1875-1914.  B.Aires, 1999.  Planeta-Mondadori.

Kay, C.: Latin American Theories of development and underdevelopment.  N. York, 1989.  Routledge & Kegan Ed.

Kaplan, B.: SOCIAL CHANGE IN THE CAPITALIST WORLD.  California, 1993.  Sage. Edit.

Mandel, E.: LATE CAPITALISM.  London, 1975.  New Left Books.

Nye, J., Owens, W.: AMERICA'S INFORMATION EDGE. Washington, 1996.  Foreign Affairs, March/April 1996. Vol. 75, Nr. 2.

Podobnik, B.: AMERICAN WORLD EMPIRE OR DECLINING HEGEMONY. Birmingham, 1995.   J.W.S.R. Vol I., Nº 15.  (En portal web http://jwsr.ucr.edu)

Raffestin, C.: POUR UNE GEOGRAPHIE DU POUVOIR. Paris, 1980.  LITEC.

Rodríguez, M.L.:  ESPACIO Y PODER. LOS NUEVOS PARADIGMAS GEOPOLITICOS EN LOS INICIOS DEL SIGLO XXI. P. Arenas, 2003.  (ensayo inédito).

Rostow, W.: THE WORLD ECONOMY: HISTORY AND PROSPECT.  Austin, 1978.  University of Texas Press.

Stiglitz, J.: GLOBALISATION AND ITS DISCONTENTS.   Norton & Co. N. York, 2002.

Stiglitz, J., Greenwald, P.: TOWARDS A NEW PARADIGM IN MONETARY ECONOMICS.   Cambridge, 2003.  Cambridge University Press.

Sutherland, P.: PORQUE DEBEMOS ACEPTAR LA GLOBALIZACION.  N. York, 2002.  Revista Finanzas y Desarrollo.  Fondo Monetario Internacional,  N° 21, septiembre 2002.

Tilly, Ch.: BIG STRUCTURES, LARGE PROCESSES, HUGE COMPARISONS.  N. York, 1989.  Russell Sage Edits.

OMC Informe sobre el Comercio Mundial – 2003.  Lausanne (Suiza), 2003. Organización Mundial de Comercio.

World Bank:WORLD DEVELOPMENT REPORT 2005. A better investment climate for everyone. Washington, 2004. 

World Bank: GLOBALIZATION, GROWTH AND POVERTY.  Building an inclusive world economy. N. York, 2001. Oxford University Press.

Banco Mundial: Informes Anuales. Washington. Años 2000-2004.

Colecciones completas. Le Monde Diplomatique.  Años 1986 – 2004.

Fondo Monetario Internacional: Informes Anuales. Años 2000-2004.

Organización Mundial de Comercio: Informes anuales del Comercio Mundial.  Años 2002-2005.